martes, 21 de febrero de 2012

Luna


Llegaba tarde, como siempre. Bajaba la calle a toda prisa, la mochila me daba botes incontrolados en la espalda, mis pies corrían como si no hubiera mañana, tan solo pensaba en una cosa: coger el bus. Estaba a punto de llegar a la esquina donde estaba situada la parada, miro mi reloj un momento para asegurarme de que he llegado con suficiente antelación, y entonces la veo, justo a tiempo para frenar y caer al suelo para no llevármela por delante. Una niña de dorados rizos y grandes ojos azules me miraba agarrándose nerviosamente el pulcro vestido blanco con sus pequeños dedos.
Veo el bus pasar a nuestro lado y empiezo a maldecir todo lo que se me pasa por la mente. La niña me sigue observando y yo le clavo una de mis miradas más envenenadas, por su culpa hoy llegaría tarde a la maldita universidad, pero sus ojos de perrito abandonado me ablandan de seguida. Me arrodillo para estar a su altura y le dedico mi mayor sonrisa.
- Perdona.- le digo apartándole un mechón de pelo que le molesta.- debería haberte visto.- ella me sonríe tímidamente. Me levanto para buscar al responsable de aquella niña, pero la calle se había quedado desierta con la partida del bus.- ¿Te has perdido? – le pregunto amablemente, pero ella agita la cabeza negándolo. Yo la miro sarcástica, quizá se haya escapado de algún sitio. Vuelo a buscar a alguien, pero todo sigue estando desierto. Decido llevarla a comisaría y que ellos se encarguen de qué hacer con ella. Le cojo la mano y empiezo a avanzar.
- ¿Cómo te llamas?- le pregunto para entretenerla por el camino
- Luna.- me dice con voz dulce.- ¿y tú?
- Laura.- le contesto sonriendo.- ¿Dónde vives?- ella me mira, pensándolo y responde con voz queda.
- No tengo hogar.- sus ojos azules están fijados en el suelo, supongo que debe vivir en un orfanato y que se haya escapado.
Cuando estamos a punto de llegar a comisaría ella se asusta, me estira la mano histérica, se pone a llorar y no me queda más remedio que cogerla en brazos y intentar relajarla.
- No quiero ir ahí.- me dice sorbiéndose la nariz
- Está bien.- le digo dejándola en el suelo con restos de lágrimas en los ojos que le limpio cuidadosamente con un pañuelo.- ¿Dónde quieres ir?
Luna sonríe y me coge la mano arrastrándome por las calles. Al principio no entiendo a dónde me lleva, hasta que me encuentro delante de las altas puertas de hierro del cementerio. Sorprendida, veo como ella corre y se pierde entre las lápidas como si fuera un parque cualquiera. Intento seguirla, pero un dolor de cabeza horrible empieza a marearme.
- ¡Luna!- grito desesperada, el mundo me da vueltas, a mi alrededor las tumbas toman formas surrealistas, se expanden y extienden por todos lados y yo, lo único que puedo hacer, es seguir avanzando. Finalmente encuentro a Luna sentada delante de una lápida encastada en el suelo. El dolor de cabeza era más intenso que nunca, pero consigo ponerme a su lado y observar la superficie marmórea. En ella se leía claramente “Luna Singht – 1993 – 2011 – su sonrisa siempre brillará en nuestros corazones”
La cabeza estaba a punto de explotarme. Me giro hacía la pequeña niña que me sonríe señalando con sus blancos dedos el nombre. Empiezo a oír voces que no llego a reconocer, gritos que me culpan de algo.
- Soy yo.- me dice la pequeña reclamando mi atención, mientras sigue apuntando al nombre de la blanca tumba.- tú me mataste.
El dolor y las alucinaciones habían llegado a tal punto que a mí alrededor veía figuras deformes, todas acusándome y señalándome con sus dedos de colores, intento levantarme, escapar de aquellas personas que no conocía, pero no puedo avanzar. No recuerdo en qué momento me caí, pero cuando lo hice perdí el conocimiento totalmente. Lo último que vi fueron los dulces ojos de Luna y su sonrisa angelical mientras me decía “fuiste tú”. 
CONTINUARA 

2 comentarios:

  1. Joder, pues si esto va a seguir, se queda intrigante O_O

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  2. Senzillament genial... Veig el que escrius, ho visualitzo, paraules en imatges... escrius superbé!

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