"La noche había caído antes de que se dieran cuenta. Su paseo por la ciudad había acabado al lado del pequeño puerto, dónde las vacilantes luces de los barcos les iluminaban el camino. No sabían de que hablar, quizá porque ya se lo habían dicho todo en aquella larga tarde. No sabían muy bien como habían llegado hasta allí, cuando hace a penas unos días no eran capaces de decirse más que un hola perdido entre el refugio de la multitud. Sin embargo ahí estaban, caminando sin decirse nada, como dos sombras escondidas en sus propios pensamientos.
- Se está haciendo tarde.- dices él, en un momento de lucidez.- deberíamos irnos
Ella asiente, no quiere separarse de su lado, ahora que lo tiene tan cerca debe aprovechar su oportunidad. Avanzan hasta la estación de tren con lentitud, ninguno de los dos quiere expresar lo que siente, quizá por miedo a lo que pueda decir el otro, quizá simplemente por vergüenza. Sus miradas se encuentran un par de veces, fugaces, pero cargadas de significado. Se les acaba el tiempo a cada paso que dan, y los dos son plenamente conscientes de ello. Ven el edificio rojo a lo lejos, ella suspira, sabe que no será capaz de hacer nada y que él se irá sin remedio. Él se para un momento, se gira y la hace parar, la mira a los ojos un momento sonríe y la besa sin pensárselo dos veces. Sus labios se encuentran, sedientos, ella enreda su mano en su oscuro cabello, el le acaricia con dulzura la mejilla.
Se separan casi sin aliento, se miran incrédulos, como si estuvieran viviendo un sueño, pero los dos saben que eso es real, y ríen nerviosamente, porque no encuentran las palabras para expresar la felicidad que les recorre por las venas. Él mira su reloj y se sorprende al ver lo tarde que es, se despide de ella con un ligero beso, y le promete que mañana volverán a verse al lado de su casa. Ella lo observa alejarse y se apoya en la pared del edificio conmocionada por lo acababa de suceder, cuando se calma empieza a caminar con una sonrisa en los labios, ninguno de los dos se quita al otro de la cabeza y así será para toda la vida."
Ok, podéis decírmelo, ¡vaya cursielria de texto! pues si, ayer estaba ñoña y este es el producto de mi estúpido estado de ánimo, lo he escrito sin pensármelo mucho así que no creo que sea de los mejores que he escrito, sin embargo quería compartirlo con vosotros :)
martes, 28 de febrero de 2012
sábado, 25 de febrero de 2012
Luna II
Parte I: http://dancingallthenight.blogspot.com/2012/02/luna.html
El sol de media tarde me
despierta poco a poco. Estaba tirada en un suelo húmedo y arenoso. Abro los
ojos desorientada, me llevo la mano a la sien asqueada por los restos de un
fuerte dolor de cabeza. Me encontraba en el cementerio, apoyada en una de las
múltiples lápidas que hay a mí alrededor. Intento recordar cómo demonios he llegado aquí,
pero mi mente se niega a cooperar. Cuando el dolor amaina me levanto y salgo
del cementerio con paso inseguro.
Llego a casa e intento relajarme
para que los recuerdos vuelvan a fluir por mi mente. El agua caliente de la
ducha me adormece y consigo ver a una niña de rizos rubios y ojos azules con un
bonito vestido blanco, Luna. No entiendo que ha pasado esta mañana con ella,
pero un fuerte sentimiento de angustia me oprime el estomago. Decido dejarlo
estar, quizá fuese simplemente un sueño. Me dirijo a mi cuarto saltando entre
cajas y objetos varios que mi madre ha sacado mientras ordenaba el trastero. Sin
embargo, uno de aquellos bártulos me llama la atención. Es un pequeño baúl
tallado en madera con pegatinas y dibujos. Me arrodillo ante el acariciándolo.
Recuerdo perfectamente a mi padre tallándolo cuidadosamente y ayudándome a
pintarlo de diferentes colores, que antes eran vivos y hermosos y ahora el
polvo y el tiempo los habían marchitado.
Lo abro, picada por la
curiosidad, y lo primero que veo me deja paralizada en medio del pasillo. Una foto
dónde salgo yo, con unos seis años, el pelo negro cayéndome en los ojos y
abrazando fuertemente a una niña de cabellos rubios que creía haber soñado.
Luna y yo salimos sonrientes y despreocupadas delante de un parque que apenas
recuerdo.
La cabeza empieza a dolerme de
golpe. Me llevo las manos a la sien, pero es tan fuerte el dolor que no puedo
evitar gritar. No soy consciente de lo que pasa a mí alrededor, abro los ojos y
no estoy en mi piso, sino en el parque de la foto con Luna, en los columpios
corriendo, jugando con la arena, escondidas en una pequeña cabaña. Grito porque
los recuerdos me abrasan la mente, no entiendo de dónde han salido, ni porque
me hacen tanto daño, pero pese a todo, me aferro a ellos como si fuesen un
clavo ardiendo.
Finalmente vuelvo a la realidad
tan de prisa como he salido. Mi madre y mi hermano están a mi lado blancos como
el papel y con la preocupación tatuada en los ojos. Parpadeo un segundo y
decido no comentar nada de lo ocurrido en mi mente y me invento una escusa para
huir a mi habitación. Me meto en la cama sin desvestirme y caigo rendida al
instante. Sueños que confundo con recuerdos me atacan durante toda la noche. Por
la mañana me despierto desorientada y tardo unos minutos en ubicarme. Me levanto
y decido ir al parque que salía en la fotografía que vi ayer. Me visto y
desayuno en menos de media hora, y en vez de coger el autobús para ir a la universidad
sigo caminando calle abajo. Finalmente llego a mi destino y me siento en un
banco a fumarme un cigarrillo mientras sigo recordando momentos fugaces con
Luna. Sé que está a mi lado porque la oigo mascar un chicle frenéticamente.
- Hola.- le digo apagando el
cigarro y mirándola. Me esperaba a la niña de seis años, pero lo que veo me
sorprende durante un instante. Luna ha crecido, su cabello, antes largo, ahora
le llega justo por debajo de las orejas haciendo que sus perfectos rizos se
multipliquen, ya no lleva aquel bonito vestido blanco, sino una sudadera azul,
a conjunto con sus ojos, y unos tejanos negros, acompañados de unas cómodas
bambas.- me gusta tu nuevo look.- le digo sonriendo, pues no sé si creer que me
estoy volviendo loca o simplemente que sigo soñando.
- Está inspirado en ti.- me dice
haciendo una gran pompa con el chicle.- Siempre vestías así cuando entramos en
el instituto.
- Dime.- le interrumpo.- ¿Por qué
no consigo recordarte?
Ella ríe y sigue haciendo el
tonto con el chicle hasta que me canso y le peto con la mano una de las pompas.
- Eso.- empieza limpiándose la
cara.- es otra de las cosas que siempre hacías.- De repente se levanta y
empieza a caminar por el parque despreocupada.
- No has contestado a mi
pregunta.- le digo siguiéndola.- ¿De qué me conoces?
- De toda la vida.- me aclara
mientras mantiene el equilibrio en una baranda.- des de que éramos niñas que
hemos estado juntas, hasta que me morí claro.
Su afirmación simple, seca,
directa, me pilla por sorpresa y me quedo parada delante suyo con la boca medio
abierta asimilando sus palabras. Luna estaba muerta y yo, curiosamente, la
tenía delante, columpiándose alegremente, indiferente a la impresión que me
había causado.
- No se porque te sorprendes.- me
dice mientras salta de columpio elevándose varios metros.- Deberías recordarlo,
tú estabas allí.
- Yo…- empiezo a balbucear
intentando decir algo coherente, pero el dolor de cabeza, que empieza a ser
habitual, me invade y lo único que soy capaz de decir es un leve “no puedo”.
Ella se acerca a mí, que me he
quedado hecha un ovillo, agarrándome las rodillas para no perder el sentido de
la realidad, mordiéndome los labios para no gritar. Me abraza y me acaricia el
pelo dulcemente, me consuela con su voz suave y pausada.
- Lo siento.- me dice
enjuagándome las lágrimas.- pero es necesario que los recuerdos vuelvan
- Me hace daño.- digo con voz
ahogada como si fuera un gemido de la niña asustada que algún día fui.- No
puedo hacerlo.- repito balanceándome sobre mi misma como si estuviera loca,
que, quizá, es lo que me está pasando.
- Laura.- me llama Luna.- no
dejes que te hagan olvidarme.
El dolor aumenta y esta vez no
puedo evitar gritar hasta quedarme sin voz, chillar hasta que, otra vez en
menos de veinticuatro horas, pierdo el conocimiento.
CONTINUARÁ...
martes, 21 de febrero de 2012
Luna
Llegaba tarde, como siempre.
Bajaba la calle a toda prisa, la mochila me daba botes incontrolados en la
espalda, mis pies corrían como si no hubiera mañana, tan solo pensaba en una
cosa: coger el bus. Estaba a punto de llegar a la esquina donde estaba situada
la parada, miro mi reloj un momento para asegurarme de que he llegado con
suficiente antelación, y entonces la veo, justo a tiempo para frenar y caer al
suelo para no llevármela por delante. Una niña de dorados rizos y grandes ojos
azules me miraba agarrándose nerviosamente el pulcro vestido blanco con sus pequeños
dedos.
Veo el bus pasar a nuestro lado y
empiezo a maldecir todo lo que se me pasa por la mente. La niña me sigue
observando y yo le clavo una de mis miradas más envenenadas, por su culpa hoy
llegaría tarde a la maldita universidad, pero sus ojos de perrito abandonado me
ablandan de seguida. Me arrodillo para estar a su altura y le dedico mi mayor
sonrisa.
- Perdona.- le digo apartándole
un mechón de pelo que le molesta.- debería haberte visto.- ella me sonríe tímidamente.
Me levanto para buscar al responsable de aquella niña, pero la calle se había
quedado desierta con la partida del bus.- ¿Te has perdido? – le pregunto
amablemente, pero ella agita la cabeza negándolo. Yo la miro sarcástica, quizá
se haya escapado de algún sitio. Vuelo a buscar a alguien, pero todo sigue
estando desierto. Decido llevarla a comisaría y que ellos se encarguen de qué
hacer con ella. Le cojo la mano y empiezo a avanzar.
- ¿Cómo te llamas?- le pregunto
para entretenerla por el camino
- Luna.- me dice con voz dulce.-
¿y tú?
- Laura.- le contesto sonriendo.-
¿Dónde vives?- ella me mira, pensándolo y responde con voz queda.
- No tengo hogar.- sus ojos
azules están fijados en el suelo, supongo que debe vivir en un orfanato y que
se haya escapado.
Cuando estamos a punto de llegar
a comisaría ella se asusta, me estira la mano histérica, se pone a llorar y no
me queda más remedio que cogerla en brazos y intentar relajarla.
- No quiero ir ahí.- me dice sorbiéndose
la nariz
- Está bien.- le digo dejándola
en el suelo con restos de lágrimas en los ojos que le limpio cuidadosamente con
un pañuelo.- ¿Dónde quieres ir?
Luna sonríe y me coge la mano arrastrándome
por las calles. Al principio no entiendo a dónde me lleva, hasta que me
encuentro delante de las altas puertas de hierro del cementerio. Sorprendida,
veo como ella corre y se pierde entre las lápidas como si fuera un parque cualquiera.
Intento seguirla, pero un dolor de cabeza horrible empieza a marearme.
- ¡Luna!- grito desesperada, el
mundo me da vueltas, a mi alrededor las tumbas toman formas surrealistas, se
expanden y extienden por todos lados y yo, lo único que puedo hacer, es seguir
avanzando. Finalmente encuentro a Luna sentada delante de una lápida encastada
en el suelo. El dolor de cabeza era más intenso que nunca, pero consigo ponerme
a su lado y observar la superficie marmórea. En ella se leía claramente “Luna
Singht – 1993 – 2011 – su sonrisa siempre brillará en nuestros corazones”
La cabeza estaba a punto de
explotarme. Me giro hacía la pequeña niña que me sonríe señalando con sus
blancos dedos el nombre. Empiezo a oír voces que no llego a reconocer, gritos
que me culpan de algo.
- Soy yo.- me dice la pequeña
reclamando mi atención, mientras sigue apuntando al nombre de la blanca tumba.-
tú me mataste.
El dolor y las alucinaciones
habían llegado a tal punto que a mí alrededor veía figuras deformes, todas
acusándome y señalándome con sus dedos de colores, intento levantarme, escapar
de aquellas personas que no conocía, pero no puedo avanzar. No recuerdo en qué
momento me caí, pero cuando lo hice perdí el conocimiento totalmente. Lo último
que vi fueron los dulces ojos de Luna y su sonrisa angelical mientras me decía “fuiste
tú”.
CONTINUARA
domingo, 19 de febrero de 2012
El soroll de les ànimes perdudes V
- Que et passa Rosa? No seran un altre cop els maleïts
Republicans oi?.- era el meu pare, en Tomàs, que va sortir al balcó vestit amb
un jersei negre i els cabells mes grisos que negres. Quan em va veure els ulls
se li van omplir d’odi i em va mirar amb fàstic.- es pot saber que fas aquí?
Que potser t’has cansat de fer d’heroi? O simplement has vist que la causa per
la que lluites no té cap mena de sentit?
El vaig mirar impassible, no era el moment per enfrontar-me
a ell, encara no, havia de saber on estaven en Joan i en Martí. Però semblava
que el pare no compartia el meu parer, i va baixar a l’entrada amb l’escopeta a
mà. Jo me’l vaig quedar mirant, que potser intentaria matar-me? Tot va anar
molt ràpid. El tret va ressonar per tot el carrer, i la meva mare va caure a
terra amb la bala a l’estomac. Em vaig quedar paralitzada davant d’aquell
horror, la meva mare havia mort per salvar-me de l’ira del meu pare, aquell era
el preu a pagar per lluitar pels meus ideals, per un país, per la llibertat?
Aquella era la veritat, que la gent innocent moria en mans dels bojos que
intentaven vèncer una guerra que ja tenia guanyador des de que havia començat.
Vaig mirar el pare amb llàgrimes als ulls, ell em va
cridar que allò era culpa meva, que era la deshonra de la família, que m’hauria
d’haver matat quan vaig néixer per què les dones només porten problemes. Jo no podia
més, sentia una pressió horrible al cap, tot em donava voltes, els crits del
pare em ressonaven a la ment, no sabia que fer fins que vaig mirar-lo als ulls,
aquell món no estava fet ni per a mi ni per a ell, així que el millor era
simplement desaparèixer. Em vaig acostar al meu pare a poc a poc eixugant-me
les llàgrimes, ell em va mirar inquisitiu i em va apuntar amb l’escopeta advertint-me
que no m’acostés o no tindria més remei que disparar-me, però jo seguia
impassible davant les seves paraules i amenaces, havia pres una decisió i ni
res ni ningú em faria canviar de parer. Quan ja estava a pocs centímetres del pare
li vaig treure l’escopeta d’un cop, la seva cara mostrava por i en els seus
ulls vaig poder veure els meus, plens d’odi i de ràbia, però també de cansament
i dolor.
- Ho sento pare, però ha de ser així.- li vaig dir a
cau d’orella mentre em treia el meu ganivet de la bota i se’l clavava fortament
al ventre, ell va fer un petit sospir de sorpresa i va caure al terra al costat
de la mare. Jo em vaig apartar dels seus cossos i em seguidament vaig perdre
els sentits.
Vaig despertar en una habitació fosca estirada en un
llit tou i càlid. Algú al meu costat m’agafava la mà amb força, vaig intuir la
forma d’en Mike entre la foscor, li vaig somriure i ell em va fer un petó
lleuger als llavis. Els successos de feia tan sols unes hores em van venir com
un riu desbordat a la ment, el cos de la mare, el cos del pare, el meu ganivet
ple de sang i després l’obscuritat més absoluta. De sobte per la porta va aparèixer
el meu germà gran, en Santi, em va mirar i em va acariciar el front amb
dolcesa, jo el vaig mirar sorpresa, feia tant de temps que no el veia, pensava
que havia oblidat aquell cabell negre tant espès i aquell somriure
encoratjador.
- Algú ho havia de fer, feia molts mesos que s’havia
tornat boig.- hem va dir en un xiuxiueig, jo li vaig somriure i ell va continuar.-
heu de marxar del país, Largo Cavallero ha caigut del govern i Negrín l’ha
substituït, no se quan de temps aguantarà, però heu de fugir, ara que encara
tenia alguna possibilitat, o els francesos acabaran per tancar la frontera. Per
anar bé hauríeu de marxar aquesta matinada, a Andorra os estarà esperant un
amic meu que es aviador i os portarà a Anglaterra, es el màxim que he
aconseguit moure.- Em vaig mirar el meu germà gran, el que pensava que s’havia
quedat sense sentiments, el que creia que només feia les coses per diners, ara
m’estava ajudant a fugir amb en Mike. El vaig abraçar amb força i li vaig donar
les gràcies unes mil vegades.
Així va ser com vam marxar d’Espanya, de Catalunya, de
la terra que havia estimat i protegit. L’amic d’en Santi ens va portar a
Anglaterra, i allà em vaig quedar a viure amb en Mike durant la resta de la
meva vida. Mai he pogut tornar a Catalunya, a causa del maleït règim
franquista. De la meva família, l’últim que vaig saber va ser que en Joan havia
mort en el front en el que anomenaven “la quinta del biberón” i que en Santi
havia fugit amb el petit Martí a Mèxic, on s’havia instal·lat per sempre.
Sempre recordaré la guerra com una cosa que vull
oblidar però tot el que vaig viure durant aquell temps sempre quedarà gravat en
la meva memòria, la mort em perseguia en somnis, la sang tacava els meus
records. Si no fos per la companyia d’en Mike i el meu petit Alexander mai
hagués estat capaç de tirar endavant, de mantenir-me viva, i es que en
definitiva la guerra, com a moltes altres persones em va trencar la vida, i jo
he estat afortunada de poder seguir respirant en aquest món de bojos però
sempre recordaré el soroll de les ànimes perdudes que vaig matar.
FI
I aquí acaba aquesta petita història, espero que us agradi, la vaig escriure fa uns mesos per un treball, pero la veritat es que m'agrada el resultat i el volia compartir amb vosaltres :) Pròximament penjaré un altre història en català.
sábado, 18 de febrero de 2012
Reencuentro
Me acerqué y me acomodé en la silla que había delante suyo. Su expresión era neutra, pero en el fondo de sus ojos veía el resentimiento, pero a la vez la curiosidad, incluso podía decir que conseguía atisbar una pequeña luz de alegría.
- Y bien.- empecé sonriendo.- ¿Qué quieres saber?- ella cerró su libro y me miró mientras daba un largo sorbo de su café
- ¿Quieres uno?- me preguntó señalando la taza.- me ha sobrado un poco.- asiento con la cabeza y ella se levanta para prepararme la bebida.
Mientras, observo el libro que ha dejado encima de la mesa, "Sonrisas" de Laura Clein. Cristina vuelve de la cocina con una taza blanca humeante.
- Te he puesto dos cucharadas de azúcar.- me dice sentándose.- ¿Supongo que eso no lo has cambiado no?-río y le digo que no con la cabeza mientras me llevo la bebida a los labios.- Dime, ¿Que te trae por aquí?
- Supongo que la nostalgia.- le digo sin atreverme a mirarla.- Empiezo a tener una edad, ya no tengo dieciocho años.
- Aún sigo preguntándome porque te fuiste.- me dice observándome des de su silla. Su oscuro pelo rizado le tapa los ojos, pero se que me mira con reproche
- No podía continuar aquí.- le dije, dispuesta a explicarle todo lo que se me pasó por la mente hace diez años.- no quería seguir con la maldita rutina de siempre y huí, si, eso es lo que hice, huir de la realidad.
- ¿Y te han tratado bien en tierras lejanas?- me dice con un ligero tono de sarcasmo
- La verdad es que he descubierto gente, lugares y paisajes nuevos y magníficos.- le digo sonriendo mientras recuerdo.- no te diré que todo ha sido fácil, porque al principio no encontraba trabajo, a penas tenía para comer, hasta que me dediqué a lo que mejor se.
- ¿Has estado escribiendo?.- me pregunta, un tanto sorprendida.- no he visto ningún libro tuyo
- Oh.- digo yo sonriendo.- tan solo he hecho pequeñas colaboraciones sin importancia
- ¿Sabes?.- me dice cogiendo el libro de Laura Clein.- me he leído más de diez veces este libro, es el primero de esta autora, no se si la conoces.- le quito el libro y me lo miró, realmente esta bastante hecho polvo, abro por una página al azar y leo las palabras sonriendo, las conozco demasiado bien.
- Así que te gustan sus libros, ¿o solo este?.- pregunto dándole un sorbo a la taza de café
- Tengo todas sus obras, me encantan.- me dice mirándome inquisitivamente.- y no puedo dejar de preguntarme porque todas sus palabras me recuerdan a tu manera de escribir.
Yo río durante un buen rato hasta que ella tose ligeramente esperando unas justificadas explicaciones.
- Laura Clein soy yo.- le digo esta vez seriamente.- me cambié el nombre porque nunca me ha gustado el mío, y la verdad es que parece haber tenido bastante gancho ¿no crees?- ella me mira sonriendo y sigue dándole sorbos a su café.
- He leído todos tus libros.- me dice tranquilamente.- y gracias a ellos he podido saber dónde estabas, que hacías, a quien te encontrabas, todos son autobiográficos ¿no?
- Más o menos.- le respondo enigmática, pero he decidido dejar de esconderle las cosas.- algunas cosas son reales, otras me las inventé por completo, pero ya sabes lo que dicen, la realidad a veces supera la ficción.- ella asiente ligeramente.- pues eso es lo que yo he hecho, dejar que la realidad hablara por si sola.
- ¿Volverás a irte?.- me pregunta ella, esta vez con un tono de angustia en la voz
- No.- le digo levantándome, sonriendo amablemente.- me quedo en casa
Ella se levanta y me abraza transmitiéndome todo lo que me ha echado de menos, y , ¿Porqué voy a mentir? yo también la he echado en falta, y ahora que vuelvo a tenerla a mi lado, no voy a apartarla tal como hice hace diez años.
- Y bien.- empecé sonriendo.- ¿Qué quieres saber?- ella cerró su libro y me miró mientras daba un largo sorbo de su café
- ¿Quieres uno?- me preguntó señalando la taza.- me ha sobrado un poco.- asiento con la cabeza y ella se levanta para prepararme la bebida.
Mientras, observo el libro que ha dejado encima de la mesa, "Sonrisas" de Laura Clein. Cristina vuelve de la cocina con una taza blanca humeante.
- Te he puesto dos cucharadas de azúcar.- me dice sentándose.- ¿Supongo que eso no lo has cambiado no?-río y le digo que no con la cabeza mientras me llevo la bebida a los labios.- Dime, ¿Que te trae por aquí?
- Supongo que la nostalgia.- le digo sin atreverme a mirarla.- Empiezo a tener una edad, ya no tengo dieciocho años.
- Aún sigo preguntándome porque te fuiste.- me dice observándome des de su silla. Su oscuro pelo rizado le tapa los ojos, pero se que me mira con reproche
- No podía continuar aquí.- le dije, dispuesta a explicarle todo lo que se me pasó por la mente hace diez años.- no quería seguir con la maldita rutina de siempre y huí, si, eso es lo que hice, huir de la realidad.
- ¿Y te han tratado bien en tierras lejanas?- me dice con un ligero tono de sarcasmo
- La verdad es que he descubierto gente, lugares y paisajes nuevos y magníficos.- le digo sonriendo mientras recuerdo.- no te diré que todo ha sido fácil, porque al principio no encontraba trabajo, a penas tenía para comer, hasta que me dediqué a lo que mejor se.
- ¿Has estado escribiendo?.- me pregunta, un tanto sorprendida.- no he visto ningún libro tuyo
- Oh.- digo yo sonriendo.- tan solo he hecho pequeñas colaboraciones sin importancia
- ¿Sabes?.- me dice cogiendo el libro de Laura Clein.- me he leído más de diez veces este libro, es el primero de esta autora, no se si la conoces.- le quito el libro y me lo miró, realmente esta bastante hecho polvo, abro por una página al azar y leo las palabras sonriendo, las conozco demasiado bien.
- Así que te gustan sus libros, ¿o solo este?.- pregunto dándole un sorbo a la taza de café
- Tengo todas sus obras, me encantan.- me dice mirándome inquisitivamente.- y no puedo dejar de preguntarme porque todas sus palabras me recuerdan a tu manera de escribir.
Yo río durante un buen rato hasta que ella tose ligeramente esperando unas justificadas explicaciones.
- Laura Clein soy yo.- le digo esta vez seriamente.- me cambié el nombre porque nunca me ha gustado el mío, y la verdad es que parece haber tenido bastante gancho ¿no crees?- ella me mira sonriendo y sigue dándole sorbos a su café.
- He leído todos tus libros.- me dice tranquilamente.- y gracias a ellos he podido saber dónde estabas, que hacías, a quien te encontrabas, todos son autobiográficos ¿no?
- Más o menos.- le respondo enigmática, pero he decidido dejar de esconderle las cosas.- algunas cosas son reales, otras me las inventé por completo, pero ya sabes lo que dicen, la realidad a veces supera la ficción.- ella asiente ligeramente.- pues eso es lo que yo he hecho, dejar que la realidad hablara por si sola.
- ¿Volverás a irte?.- me pregunta ella, esta vez con un tono de angustia en la voz
- No.- le digo levantándome, sonriendo amablemente.- me quedo en casa
Ella se levanta y me abraza transmitiéndome todo lo que me ha echado de menos, y , ¿Porqué voy a mentir? yo también la he echado en falta, y ahora que vuelvo a tenerla a mi lado, no voy a apartarla tal como hice hace diez años.
FIN
Simplemente decir que este escrito es simplemente el intento de transcribir un sueño que tuve hace unos días, pero si os soy sincera no me gusta, pero ahí lo dejo xD
El soroll de les ànimes perdudes IV
Cap al mes de Maig vaig rebre una carta de la meva
mare. M’explicava que les coses no anaven gaire bé per Barcelona, que l’ambient
estava molt tens, tot i que Lluís Companys intentava arreglar la situació. El
meu pare i el meu germà gran s’amagaven a la casa per no ser descoberts, em
deia que es feien passar per republicans, que fins i tot s’havien unit a la
C.N.T, però el que en realitat feien era filtrar informació per a Franco. També
em deia que ella i en Joan es recordaven de mi cada dia, i esperaven que
estigués bé, i que pogués llegir aquella carta. La ràbia se’m menjava per dins
i em saltaven llàgrimes impotents dels ulls. Com era capaç de fer allò el meu
pare? Com podia ser una persona tan horrible? Una determinació terrible em va
envair el cos. Havia d’aturar-lo, pel bé de tots. Li vaig dir al Mike els meus
plans, volia tornar a Barcelona el més aviat possible per parlar amb el meu
pare. Ell em va dir que m’acompanyaria, que coneixia un camí entre els boscos
per on podríem passar sense ser vistos per cap dels dos bàndols.
Així va ser com al dia següent vam marxar de Saragossa
i ens vam dirigir a Barcelona. Pel camí ens vam trobar amb gent que marxava cap
a França, amb brigadistes com en Mike que ens saludaven al passar i ens donaven
menjar per poder aguantar la travessia. Les noticies que ens arribaven dels que
fugien de Barcelona no eren bones, deien que hi havia molt mala maror, que els
partits i els sindicats no es posaven d’acord i cadascú feia el que volia o podia,
Barcelona era el caos personificat. Recordaré sempre el dia que vam arribar a
Plaça Catalunya, els trets envoltaven l’espai, hi havia un fum tant dens que
gairebé no podia veure’m els peus, volaven granades que explotaven a qualsevol
costat. Vam haver de sortir corrents d’allà per dirigir-nos al passeig de
Gràcia, on estava situada casa meva.
El que vaig veure em va trencar el cor. El que havia
estat l’edifici on havia passat tota la meva infància i part de la joventut ara
estava completament destrossat, només quedaven un parell de bigues que
sostenien una de les parets de la façana principal. El dolor em va envair el
cos, les cames em van fer figa i hagués caigut a terra si en Mike no m’hagués
agafat ven fort, no vaig plorar, tampoc vaig cridar, simplement em mirava el
que la guerra havia fet al meu petit món. Quan estàvem a punt de marxar, una
velleta d’aspecte brut i rebregat, se’ns va acostar bastó en mà.
- Ets la Laura oi?.- la pobre senyora em va agafar la
mà i me la va estrènyer amb força, per un moment semblava que no anava a dir
res mes però després d’una estona va tornar a parlar.- no et preocupis per la
teva família, van fugir abans de que vinguessin aquells homes.
Hem vaig quedar mirant la dona fins que la vaig
reconèixer. Aquella pobre vella era la meva veïna de tota la vida, era
sorprenent com el pas del temps pot destrossar l’aspecte de qualsevol persona,
aquella dona, quan jo tenia tres anys era una dona atractiva tot i que ja devia
tenir els seus cinquanta anys, deien que de jove havia estat una famosa actriu,
i que havia tingut almenys tres marits, tot i que ella sempre em deia que el
seu cor sempre es quedaria a França amb l’home que de veritat havia estimat.
Definitivament no em podia creure que aquella vella demacrada fos la mateixa
persona que jo havia conegut. Li vaig preguntar si sabia on estaven els meus
pares i després de pensar-s’ho molt em va dir que s’havien instal·lat en el pis
que teníem al carrer Aribau.
M’hi vaig dirigir corrents sense parar ni un segon. La
gent que passava se’m quedava mirant inquietes, alguns fins i tot em volien fer
parar, potser va ser culpa del meu rostre ple de por, potser per un impuls
iracund que m’empenyia cap al vell pis del carrer Aribau. Finalment vaig
arribar a la cantonada del carrer i vaig mirar al balcó, on la meva mare seia
en una cadira plegable mirant el cel obscur. Les arrugues se li havien marcat
considerablement, tenia els ulls enfonsats i les galtes xuclades, mai l’havia
vist tant desfavorida. M’hi vaig acostar a poc a poc i em vaig quedar palplantada
a sota el balcó fins que la vaig cridar. Ella es va girar sobresaltada, quan em
va veure va obrir la boca per dir alguna cosa i va somriure àmpliament, amb els
ulls plens de llàgrimes, però la seva expressió va canviar radicalment quan de
dins el pis va sortir una veu greu i potent
Continuarà...
miércoles, 15 de febrero de 2012
Ángel de la noche III
Podéis leer la primera parte aquí: http://dancingallthenight.blogspot.com/2012/02/angel-de-la-noche-i.html
y la segunda aquí: http://dancingallthenight.blogspot.com/2012/02/angel-de-la-noche-ii.html
- Tu alma, al contrario de lo que tú piensas no está rota.-
dijo Maitane con una sonrisa en los labio.- sigue aquí.- le cogió la mano y se
la puso en el corazón.- esperando a que dejes este sitio y te reúnas con tu
otro yo.
- Pero si hago eso, la Laura del mundo real caerá en la
oscuridad más profunda
- No, tu eres la personificación de la oscuridad de Laura, y
cuanto más bien estas tu, más mal está ella.- Maitane se levantó y empezó a
caminar entre la hierba seca de las llanuras.- Si te vas de este sitio y dejas
que su alma se complete, ella podrá intentar ser feliz.
- Quizá tengas razón.- dijo Laura que empezó a seguirla.-
pero ¿por qué debería fiarme de ti? ¿Quién eres tú para saber todo esto?
- Mi otro yo, el que vive en el mundo real, ha conocido a
Laura.- dijo ella mientras seguía andando.- y de seguida se dio cuenta de que
algo fallaba en ella, y yo, des de aquí decidí vigilarte, conocer la parte de
Laura que se escondía en la noche, asustada por la luz de día
- ¡Yo no me escondo!.- gritó Laura enrabiada por la veracidad
de aquellas palabras
- Oh, por supuesto que si.- dijo Maitane sin alterarse lo más
mínimo por los chillidos del ángel de la noche.- eres la parte de Laura que
quiere esconder, sus más oscuros deseos, sus sueños más secretos, su
imaginación desbordante, eres todo lo que a ella le da miedo ser, y por ese te
convertiste en ángel de la oscuridad, porque el dolor que siente Laura eres tu
Laura lloraba, se había arrodillado en el suelo y le costaba
respirar. La verdad que tanto tiempo había permanecido escondida en su interior
salía para convertirse en realidad, debía asumir que su existencia solo
empeoraba las cosas, que debía desaparecer, que de hecho jamás debería haber
nacido.
- Todo esto no es tu culpa.- dijo Maitane acercándose a ella
y acariciándole el pelo con suavidad.- fuiste creada a partir de lo que sentía
Laura, y ella llegó a esa situación porque otros le arrebataron la luz, aunque
ella también tiene parte de culpa.
- Llévame contigo.- suplicó Laura con los ojos anegados en
lágrimas, la oscuridad había desaparecido de ellos, ahora solo se podía ver a
una niña asustada por todo lo que había vivido, pero también se veía la
esperanza, una esperanza que cabalgaba veloz por su corazón
Maitane se arrodilló lentamente y le besó la frente con
dulzura. Una extraña luz las envolvió, hasta que Laura despareció absorbida por
la luz.
“El sol brillaba en la
ciudad de Barcelona, pero hacía un frío intenso que te congelaba hasta los
pensamientos. Laura intentaba apartarse los cabellos que el viento helado le
enviaba a la cara, pero con poco éxito, hasta que al final se hartó y se colocó
un gorro de líneas grises y negras. Aquella mañana se encontraba diferente, se
sentía completa, como si durante todo este tiempo le hubiese faltado una parte
de sí misma. Aquella mañana se dirigía a ver a su amiga Maitane, habían quedado
en plaza Catalunya para después dirigirse a dar una vuelta por las innumerables
tiendas de los alrededores. Cuando llegó, ella ya estaba allí
-¡A buenas horas!-
saltó la chica que se estaba fumando un cigarrillo
- Perdona, me he
entretenido en el tren.- dijo Laura sonriente
- Te veo bien hoy.-
dijo ella dándole una larga calada a su cigarro y sonriéndole a su vez
- Tengo ganas de
vivir.- dijo Laura con las manos en los bolsillos despreocupadamente.- no lo sé,
es como si algo que hubiese perdido hace muchos años hubiese vuelto a mí, de
repente.
- Entonces no lo
pierdas nunca.- dijo Maitane sonriéndole a su amiga.- ¿nos vamos?
- Si.- dijo Laura
empezando a avanzar con las manos en los bolsillos silbando una canción,
mientras Maitane la seguía con una sonrisilla en los labios.”
El soroll de les ànimes perdudes III
Podeu veure la part I aquí: http://dancingallthenight.blogspot.com/2012/02/el-soroll-de-les-animes-perdudes.html
y la II aquí: http://dancingallthenight.blogspot.com/2012/02/el-soroll-de-les-animes-perdudes-ii.html
El nostre grup es va instal·lar en una de les moltes
cases que havien estat abandonades. Els dies tranquils em passejava pels
carrers recordant tot el viatge que havia fet, les accions que havia portat a
terme, el passat que em perseguia. En els meus somnis sempre apareixia una
escena de la qual no n’estic gens orgullosa. Era encara el mes de Juliol, pocs
dies després d’haver arribat a Barbastro, jo i en Manel ens havíem fet amics
d’un grup de pagesos comandats per un anarquista, que els incitava a reclamar
les seves terres i matar a tot aquell que es considerava facciós. En una de les
seves sortides vam decidir acompanyar-los, doncs teníem curiositat per saber
quin era el seu mètode d’atac, i potser fins i tot ajudar-los en la seva tasca.
Ens vam acostar a un mas envoltat de camps de cereals, un dels pagesos anomenat
Pep portava una torxa amb la que va encendre tot el camp de blat de la part
esquerra. El propietari de les terres, al veure els estralls que estaven
causant va sortir acompanyat d’uns parents que s’allotjaven en la casa per
aquelles dates i van començar a disparar als pagesos que no tenien cap arma per
defensar-se, només els rocs que trobaven al terra i que llençaven amb una fona
cap als amos del mas. Jo i en Manel ens manteníem una mica endarrerits de la
batussa, i vam decidir entrar a dins del mas per trobar algun feixista amagat,
però l’únic que vam trobar va ser una noia de no mes de catorze anys arraconada
en un racó espantada. M’hi vaig acostar i em vaig agenollar davant seu, quan em
va veure la boina catalana que sempre portava em va escopir a la cara i es va
posar a cridar: “Republicanos, republicanos, han entrado los republicanos!”
Recordo perfectament la ràbia que vaig sentir i abans de que pogués pensar ven
be que estava fent li vaig disparar directament al cap.
Ara em parava a pensar i me n’arrepenteixo del que
vaig fer, i aquest record em feia qüestionar tots els meus ideals, si lluitava
per la causa justa o si verdaderament la República mai havia tingut cap sentit.
Recordava perfectament el dia en que em vaig adonar de la importància d’aquest
règim polític. Va ser a casa del Manel amb el seu avi, que ens explicava les
atrocitats de la dictadura de Primo de Rivera, i com havíem d’estar contents de
viure durant aquella República. El meu pare quan em va sentir dir allò em va
pegar una bona bufetada, doncs el seu avi i el seu pare havien format part de
la falange, i ell hi donava suport. Des d’aquell dia que vaig decidir lluitar
per la meva pròpia llibertat i la del meu país.
Van passar els mesos entre algunes batalles i petites
temporades de pau. Durant aquell temps vaig haver de suportar la mort del meu
cosí Manel, el qual no vaig poder enterrar com cal, simplement li vam fer un
forat entre la sorra d’un camp proper i el vam deixar allà, com tots els morts
que teníem en el nostre bàndol. Havia perdut la noció del temps, no sabia en
quin dia vivia, em guiava per la llum del sol, per mi ni les hores ni els
minuts tenien gaire sentit, simplement vivia entre els meus companys, quan
tocava lluitar, lluitava i no parava fins que no quedava cap enemic en peu, era
despietada i cruel, no tenia compassió ni sentiments, simplement matava per que
era el que tocava. Un dia, ja al gener de l’any 1937 van començar a arribar les
brigades internacionals, grups d’estrangers que venien a ajudar-nos en el que
fos. Per aquelles dates vaig conèixer a un grup de brigadistes vinguts des de
Anglaterra. Un d’ells em va cridar especialment l’atenció, es deia Mike, i
havia vingut amb uns amics per intentar aturar aquella guerra civil tan cruenta
i cruel. Sabia parlar quatre paraules en espanyol, recordava com en les hores
mortes que pesàvem asseguts en qualsevol racó jo li ensenyava nou vocabulari,
tant en català com en espanyol, i ell m’ensenyava paraules en anglès. Després
d’uns mesos de lluitar al seu costat, quedant-nos hores i hores parlant, em
vaig adonar que en mig d’un ambient hostil, on a vegades l’esperança sembla
perduda i on l’odi governa tots els cors, podia arribar a sorgir l’amor, i que
era això el que ens feia continuar lluitant.
CONTINUARÀ...
domingo, 12 de febrero de 2012
Dolor
Tormentas de recuerdos invaden mi mente marchita, olvido y sufrimiento me agarran de la amano para llevarme por la senda del dolor hasta mi altar de penas y lágrimas. No queda nada a lo que pueda aferrarme, ya no hay amor en mi corazón, porque todo el mundo se lo ha llevado, sonrisas perdidas en barriles de putrefacción, fuego ardiente que ha quemado la felicidad que pude conseguir en un instante, y tan rápido como llegó se fue dejando el rastro de la muerte en mis ojos. Cuchillas afiladas que derraman sangre por mis manos agrietadas por el esfuerzo de mantener en pie aquello que está destinado a caerse. Luces de colores sin ningún sentido que iluminan caminos donde puedo perderme sin que nadie me encuentre jamás.
Besé los labios del dolor y ahora ya no puedo escaparme de su red infinita, busqué mi salvación en sus brazos y lo único que encontré fue la condena eterna. Buscaba desesperadamente la felicidad, pero cuando la tuve delante no supe verla y ahora mi oportunidad ha pasado, no me quedan palos ardiendo a los que agarrarme para no caer otra vez en las garras de las sombras y la oscuridad.
Soy un ángel negro y nadie podrá cambiar el color de mis alas, porque tan solo refleja el color de mi corazón, vendí mi alma por unos días de calma, mi tiempo acaba aquí, debo volver a los dominios de la oscuridad, debo servir a la muerte como fiel esclava, debo olvidar y morir otra vez, así, sin más.
sábado, 11 de febrero de 2012
Soy idiota
Sí, habéis leído bien, soy idiota. pero no de esas idiotas simpáticas y tal, no, soy una idiota integral. Quizá os de igual el porque, quizá penséis sí, decididamente esta chica es estúpida y os diré que estáis en lo cierto.
Esta tarde me he "peleado" con una amiga. La conocí en la universidad y es la mejor persona que he visto en mi corta vida. Me ha ayudado muchísimo, me escucha, y eso no lo sabe hacer cualquiera, me respeta tal como soy, y lo más importante, ha sabido ver aquello bueno que hay en mí. Yo siempre he pensado que era un caso perdido, un cero a la izquierda, que no valía para nada, que era estúpida y un tanto retrasada, sin embargo, ella consiguió ver más allá de mis prejuicios, vio luz en mi pozo de oscuridad. Ella lo sabe todo de mí, ya sea porqué se lo he explicado o porque simplemente lo intuye, porque sí, tiene una intuición infalible, os lo juro que a veces me da miedo y todo. Sabe que estoy pensando en cada momento, sabe que necesito en cada instante, y eso no me había pasado nunca.
He pasado noches enteras hablando con ella, explicándole pensamientos y recuerdos, le expliqué cosas que jamás le había contado a alguien, y ella, en su momento, cuando se sintió segura también abrió su corazón. Nunca para de sorprenderme, siempre me sale con una historia nueva, nos reímos juntas, y aunque a veces me toma el pelo, me encanta estar con ella, sin miedo a hacer algo que no le agrade, porque con ella ya no hay secretos, no hay prejuicios ni vergüenza.
Pero claro, tenía que salir la Laia estúpida, esa que solo sabe hacer daño a la gente, esa que se hundió en la miseria sola, esa que se ha enfadado con su amiga. Esta tarde hemos estado hablando, como siempre, y yo me he puesto cabezona para que me dijera una cosa, ella no ha querido, y debería haberla dejado en paz, pero no, yo he seguido insistiendo, y lo más sorprendente es que no ha sido ella quien se ha enfadado por mi pesadez sino yo porque no ha querido explicármelo. Se, perfectamente, que si ella no quiere decirme algo no lo hará hasta que se sienta segura, y yo hoy lo enviado todo al traste recriminándole que nunca me explica las cosas, pero tal como ella me ha dicho "estás siendo injusta" y lleva toda la razón, estaba siendo la más injusta del mundo, estaba siendo una niña estúpida, la he cagado, lo se.
Y ahora, como idiota que soy he estado llorando durante un buen rato, porque no quiero perder a la persona más maravillosa de este mundo, no puedo dejarla escapar ahora que el destino me la enviado, quizá me digáis que soy un poquito lerda, pero muchas veces la veo como mi ángel de la guarda, un ángel de luz que ha venido a salvarme de las entrañas de la oscuridad.
Tan solo quiero que me perdone, que perdone todas las veces que le haga daño porque no es mi intención, que me perdone cuando me comporte como una estúpida, porque la necesito a mi lado y me la quiero muchísimo, más que a mi propia vida.
Simplemente lo siento.
Laia
miércoles, 8 de febrero de 2012
Reencuentro
Caminaba por la calle vestida con unos sencillos tejanos, una camisa de cuadros negros y blancos por encima de una camiseta de tirantes blancas, unas gafas de sol de montura blanca y un sombrero negro. Sus pasos la llevaban hacia una casa que conocía muy bien, de paredes blanquecinas y grandes ventanales. Iba sonriendo, consciente que hacia por lo menos cinco años que me había ido de mi tierra, de mi pueblo, lo había dejado todo atrás para recorrerse el mundo entero, y ahora volvía con la esperanza de que mi amiga no se hubiese olvidado de mí.
Llegó a la puerta de la casa y picó con decisión en el timbre. Una voz chillona le contestó
- ¿Si?
- Hola Teresa.- dije yo sonriendo al oír la voz de la madre de mi amiga.- ¿está Cristina?
- Oh, no, Cristina hace un año que se marchó de casa.- dijo ella.- ¿quien la busca?- preguntó, pero ya me había ido hacia mi coche sonriendo.
Sabía perfectamente donde se había ido, pasamos una vez por delante, era una casa a las afueras de Barcelona. La recuerdo medio en ruinas, con las malas hierbas rodeando las pocas paredes que quedaban en pie, pero ella veía más allá, se la imaginaba reconstruida, con absolutamente todos los detalles. En media hora me planté delante de la casa, pero me sorprendí al ver que aquellas ruinas que vi hace muchos años seguía igual o peor de como lo recordaba.
Volví al coche y me senté un tanto decepcionada. Cogí el móvil y llamé a mi amiga, en principio quería que mi visita fuese una sorpresa, pero las circunstancias no me dejaban otra opción.
- ¿Diga?- contestó Cristina
- Hola.- dije yo con una sonrisa en mis labios, hacia tanto tiempo que no escuchaba su voz
- ¡Laia!.- exclamó ella con sorpresa.- ¿Dónde estas? ¿Sigues recorriendo mundo?- me preguntó esta vez con escepticismo
- -no.- dije yo a mi vez, un tanto tosca.- he vuelto, pero quizás no quieras verme.- el silencio se apoderó de la conversación hasta que ella cedió y me dio su dirección.
Me dirigí hacía allí, pensando en que ella tenía toda la razón en estar resentida conmigo, es cierto que cuando acabé la carrera de Periodismo me fui sin dejar rastro, me cambié el número de móvil, incluso en cada nuevo sitio que visitaba me hacía llamar de una manera diferente. Había vuelto a casa, ¿Por nostalgia? ¿Por arrepentimiento? No lo se, pero necesitaba verla, saber que había sido de su vida y ¿Por que no? explicarle la mía.
Por fin llegué, aparqué delante de un bloque de pisos relativamente nuevo, piqué al sexto y Cristina me abrió sin ni tan solo preguntar quien era. Me monté en el ascensor, con espacio para por lo menos siete personas, llegué en menos de lo que dura un suspiro a la planta correspondiente y entré por la puerta que estaba medio abierta. En su interior me encontré un pequeño piso decorado con sencillez , en una mesa de color madera estaba Cristina sentada tomándose un café y leyendo un libro que parecía haberse usado más de una vez.
- Siéntate.- tienes muchas cosas que explicarme
--------------------CONTINUARÁ-----------------------
Llegó a la puerta de la casa y picó con decisión en el timbre. Una voz chillona le contestó
- ¿Si?
- Hola Teresa.- dije yo sonriendo al oír la voz de la madre de mi amiga.- ¿está Cristina?
- Oh, no, Cristina hace un año que se marchó de casa.- dijo ella.- ¿quien la busca?- preguntó, pero ya me había ido hacia mi coche sonriendo.
Sabía perfectamente donde se había ido, pasamos una vez por delante, era una casa a las afueras de Barcelona. La recuerdo medio en ruinas, con las malas hierbas rodeando las pocas paredes que quedaban en pie, pero ella veía más allá, se la imaginaba reconstruida, con absolutamente todos los detalles. En media hora me planté delante de la casa, pero me sorprendí al ver que aquellas ruinas que vi hace muchos años seguía igual o peor de como lo recordaba.
Volví al coche y me senté un tanto decepcionada. Cogí el móvil y llamé a mi amiga, en principio quería que mi visita fuese una sorpresa, pero las circunstancias no me dejaban otra opción.
- ¿Diga?- contestó Cristina
- Hola.- dije yo con una sonrisa en mis labios, hacia tanto tiempo que no escuchaba su voz
- ¡Laia!.- exclamó ella con sorpresa.- ¿Dónde estas? ¿Sigues recorriendo mundo?- me preguntó esta vez con escepticismo
- -no.- dije yo a mi vez, un tanto tosca.- he vuelto, pero quizás no quieras verme.- el silencio se apoderó de la conversación hasta que ella cedió y me dio su dirección.
Me dirigí hacía allí, pensando en que ella tenía toda la razón en estar resentida conmigo, es cierto que cuando acabé la carrera de Periodismo me fui sin dejar rastro, me cambié el número de móvil, incluso en cada nuevo sitio que visitaba me hacía llamar de una manera diferente. Había vuelto a casa, ¿Por nostalgia? ¿Por arrepentimiento? No lo se, pero necesitaba verla, saber que había sido de su vida y ¿Por que no? explicarle la mía.
Por fin llegué, aparqué delante de un bloque de pisos relativamente nuevo, piqué al sexto y Cristina me abrió sin ni tan solo preguntar quien era. Me monté en el ascensor, con espacio para por lo menos siete personas, llegué en menos de lo que dura un suspiro a la planta correspondiente y entré por la puerta que estaba medio abierta. En su interior me encontré un pequeño piso decorado con sencillez , en una mesa de color madera estaba Cristina sentada tomándose un café y leyendo un libro que parecía haberse usado más de una vez.
- Siéntate.- tienes muchas cosas que explicarme
--------------------CONTINUARÁ-----------------------
lunes, 6 de febrero de 2012
Pintando estrellas
Una noche de invierno, de esas en que se te hielan hasta los pensamientos, me acordé de ti. Recordaba las pocas veces que te dije lo mucho que me importabas, lo mucho que te queria. Recordé aquellas tardes en que me cuidabas y me arropabas como una hija más. A veces me pregunto si te acuerdas de mí, si allí donde estas me ves. ¿Crees que lo estoy haciendo bien? A veces me pregunto si no deberia haberte mostrado mi cariño más veces, el destino me robó la oportunidad de darte un último abrazo. Me complaze pensar que te fuiste en paz, se que sufriste, no por ti, ni por tu dolor, sinó por los que nos quedabamos aquí. Recuerdo que lloré, lloré porque te perdí en un momento demasiado oscuro de mi vida. Me gustaria saber si me escuchas cada vez que pienso en ti, si me proteges o mejor dicho, si nos proteges a todos, tal y como hacias siempre. Te hecho de menos, y a veces me sorprendo soñando que vuelves a estar a nuestro lado, para animarnos y cuidarnos.
En esta noche tan fria, miro al cielo. No creo en Dios, pero se que te has ido a un mundo mejor que este. Quizá seas una de las tantas estrellas que veo en este invierno tan oscuro. Todos te queriamos, y lo seguimos haciendo. Alzo la mano, intentando, no se si tocarte o acercarme un poco más a ti. Se que nunca te expresé con palabras lo mucho que te queria, pero ya sabes como soy, no me gusta mostrar lo que siento. Saco del bolsillo de la chaqueta un boli y lo apunto al cielo, y me imagino que pinto las estrellas, que te dibujo un mundo bonito, aquel que te mereces.
Quizá ya lo sepas o quizá no puedas escucharme, pero des de aquí, sigo pensando en ti abuela.
domingo, 5 de febrero de 2012
Ángel de la noche II
Cuando parecía que su paso por el Reino de la Oscuridad
estaba a punto de completarse, Laura sintió como la presencia que había estado
sintiendo des de hacia unos meses se hacía más y más fuerte a cada minuto que
pasaba. Le daba miedo, pues podía notar la luz y la paz que derrochaba aquel
extraño ser. Hasta que un día se le apareció en medio de una de sus
búsquedas. Era un ángel, pero a
diferencia de ella, sus alas eran blancas como la nieve y su luz era imparable,
Laura se quedó paralizada en el suelo observando la belleza de aquel extraño
ser, no podía verle las facciones exactas de la cara, pero podía intuir una
enorme sonrisa.
- Hola.- dijo el ángel acercándose ligeramente
- ¡No te acerques!.- gritó Laura alejándose a su vez,
intentando enderezarse, pero la luz que emanaba de aquel ser la mantenía contra
el suelo
- ¿Me tienes miedo?.- preguntó el ángel
- No.- mintió ella, que sentía verdadero pavor por aquella
luz tan extraña, que poco a poco se iba apoderando de su corazón marchito.-
¿Qué quieres de mí?
- Tan solo conocerte.- dijo con voz melosa.- no voy a hacerte
daño
La luz empezó a bajar de intensidad y Laura pudo volver a
ponerse en pie. Observaba a aquel ángel des de lejos, sabía que los ángeles blancos
existían, pero también sabía que nunca se acercaban al reino de la oscuridad.
Su mente trabajaba a una velocidad de vértigo para comprender la presencia de
aquel ser en sus dominios, hasta que comprendió que la Laura del mundo real
debía haber conocido a la persona que representaba aquel ángel.
- Volveremos a vernos.- dijo el ángel blanco mientras se
desvanecía en la noche eterna de la oscuridad
Laura se quedó allí impresionada por lo que acababa de ver,
aquella luz le había hecho volver a la memoria sentimientos, recuerdos y
sensaciones que había dejado de sentir hace mucho tiempo, su presencia la
trastornaba, pero por otro lado aquel momento de bienestar era demasiado fuerte
como para obviarlo, así que decidió esperar a que el ángel volviese a buscarla,
necesitaba saber qué demonios había pasado en el mundo real.
Los días pasaron y Laura se había recluido en sus
pensamientos, sus ojos habían cambiado, la oscuridad que antes imperaba en
ellos empezaba a desvanecerse dejando ver una pequeña luz, quizá secuelas de su
encuentro con el ángel, era la luz de la intriga, de la impaciencia, la luz de
todos aquellos que esperan algo con ansias. Cansada de esperar sentada, decidió
salir en busca de aquella aparición, aunque sabía que solo volverían a
encontrarse si el ángel lo deseaba, pero no podía permanecer ni un solo segundo
más en el mismo sitio.
Al fin, cuando volaba por las llanuras lo volvió a ver, esta
vez, la luz cegadora había desaparecido y podía apreciar en toda su totalidad a
aquella aparición. Era una mujer de cabellos negros, vestida de blanco, con
unas enormes alas también blancas que contrastaban con la oscuridad permanente
de su reino. Aterrizó a su lado con cuidado y se sentó en una piedra cercana,
observando la tranquilidad de su expresión, la paz interior que derrochaba.
- ¿Cómo te llamas?.- preguntó Laura con un hilo de voz
- Maitane.- dijo el ángel sonriendo dulcemente, su voz, a
diferencia de la suya, emanaba seguridad y simpatía.- Tú eres Laura ¿verdad?.-
ella movió la cabeza afirmativamente y esperó a que ella siguiera.- Debes dejar la oscuridad
Ella se rió fuertemente sarcástica, ¿lo había oído bien?
¿Dejar la oscuridad? Aquel ángel no estaba dentro de sus cabales.
- Se que piensas que es una locura.- dijo.- pero también sé
que la luz sigue viva en ti
- Y que te hace pensar eso.- saltó Laura a la defensiva.- no
me ves las alas.- dijo señalándoselas.- soy sirvienta de la muerte, soy un
ángel de la noche, la luz no me interesa
- Entonces.- atacó Maitane.- ¿Por qué sigues buscando tu alma
perdida?.- Laura se quedo callada sorprendida por no encontrar una respuesta
lógica a sus actos
Había ido a parar al reino de la oscuridad mientras intentaba
reconstruir los pedacitos de alma que habían ido a parar allí, pero, aunque
sabía que jamás los encontraría, seguía son su búsqueda a ciegas.
El soroll de les ànimes perdudes II
Una nit, allotjats en el poble de Quicena, molt a prop
d’Osca en Manel i jo fèiem guàrdia a la vora del foc. Ja feia mes de un més que
havíem marxat a ajudar a Aragó i pel camí ens havíem endut tantes vides que ja
ni ens en recordàvem. Pensant en això em vaig adonar que en veritat tots
plegats érem com petites màquines de matar, que totes juntes formaven un gran
monstre que sembrava la fatalitat. Si tornava els ulls enrere i repassava el
meu camí, veia una gran taca de sang, sang d’un altre ésser humà amb el mateix
dret de viure que jo. Però estàvem en guerra, i en una guerra no et pots parar
a pensar si el que estàs fent es bo o dolent, en el camp de batalla corres per
salvar al vida, perquè saps que si en algun moment et pares moriràs, i si
arribes a perdre saps que el càstig serà pitjor que la mort. Sumida en els meus
pensaments no havia sentit la pregunta que em va fer en Manel, que me la va repetir
- Creus que estaran be a casa?.- li vaig somriure i el
vaig encoratjar. En Manel era dos anys mes petit que jo, amb prou feines havia
acomplert els disset, era normal que es preguntés allò. Anava a dir un altre
cosa quan el vaig fer callar. Havia sentit una remor de veus estranya, uns
passos entre l’herba, unes botes que trencaven una branca. Ens estaven
envoltant.
- Manel.- li vaig dir al meu cosí en un xiuxiueig
gairebé imperceptible.- avisa al general Villalba perquè posi la tropa en
marxa, ens estan envoltant, però sobre tot digues-li que ho faci amb el màxim
silenci possible.
El noi va sortir corrents cap a la tenda del general i
jo em vaig quedar on era amb la escopeta a mà ven carregada. Els passos cada
cop eren mes a prop, però després de poc més de cinc minuts d’haver enviat en
Manel a avisar als altres, tots estàvem en formació. El general es va posar al
meu costat amb un fusell i un gran ganivet penjant del cinturó. El vaig mirar,
tot i la seva avançada edat es mantenia en forma i àgil, en batalla era
realment temible, a mi no m’agradaria tenir-lo com a enemic.
La primera bala disparada amb encert va travessar el
cap del company que tenia a la dreta, que va caure fulminat a terra com un sac
de patates. Aquell senyal ens va fer sortir endavant, tot i que estàvem en clar
desavantatge, doncs ells estaven amagats entre l’arbreda i nosaltres estàvem
situats en la clariana on havíem instal·lat el campament. Així doncs fins que
no vam arribar a la primera línea de bosc vam tenir moltes baixes, però nosaltres
seguíem corrents. El primer home que vaig trobar-me va caure a terra amb
l’estomac travessat pel meu ganivet i l’home que tenia al costat va caure
desmaiat després del cop de culata que li vaig propinar des del seu darrere. En
Manel, a pocs metres, s’havia ficat en una lluita cos a cos amb un soldat, vaig
anar a ajudar-lo, però el noi va ser capaç de treure’s l’enemic de sobre i
donar-li un bon cop de puny. La batalla va ser un verdader caos, els cossos
s’amuntegaven entre la bardissa i feien caure els que encara es mantenien de
peu, els crits de la gent i el soroll dels trets em ressonaven al cap.
Finalment només van quedar tres enemics a batre, que van intentar fugir
corrents, però que des de la meva posició vaig poder matar a sang freda des de
darrere.
Havia estat una de les batalles mes dures que havia
vist mai. Les baixes van ser molt importants, doncs gairebé cinquanta efectius
havien caigut, deixant el grup amb només cent soldats. Així va ser com vam
decidir marxar cap a Saragossa i anar reclutant soldats pel camí, augmentant
així el nombre de milicians a tres-cents. Quan vam arribar a la capital a
finals del mes d’Octubre, ens vam trobar una ciutat pobre, plena de soldats i
gent passant gana, la majoria dels ciutadans que no s’havien afegit a cap dels
dos fronts havien fugit als petits pobles dels voltants, buscant una mica més
de pau, doncs la ciutat de Saragossa estava situada relativament a prop d’on
començava el territori del front franquista.
viernes, 3 de febrero de 2012
El soroll de les ànimes perdudes
Aviso: Esta historia esta en catalán :)
- Creus que ens enviaran a Aragó?- em va preguntar en
Manel que jeia intranquil a sobre d’una pedra
- És el més segur.- li vaig contestar mirant l’horitzó
pensativa.- feia tant poc temps que ens havíem desfet del general Goded que
encara no havia assimilat l’important victòria que havíem aconseguit davant els
maleïts facciosos.
En Manel va sospirar. Tenia un trau a la galta que no
feia molt bona pinta, fins i tot encara li sagnava una mica. La camisa estava
tacada de sang y sorra, havia perdut la seva boina y els pantalons se li havien
trencat pel genoll, no volia saber com devia anar jo.
- Manel, Laura!.- en Miquel ens cridava des del
darrere, suposo que era per dir-nos la nostra propera destinació.- el general
ha manat que se os enviï amb el grup de milícies que van a Aragó, sortireu
aquesta nit.- li vaig fer un gest afirmatiu amb el cap i va marxar. Jo em vaig
aixecar i en Manel em va mirar inquisitiu tapant-se el sol dels ulls amb la mà
– serà millor que anem a preparar-nos.
Vam marxar, cadascú a casa seva. Quan vaig estar a la
porta vaig agafar una pedra que hi havia al carrer i vaig començar a tirar-la a
la finestra del meu germà Joan fins que per fi la va obrir mig endormiscat.
Quan em va veure em va somriure i va baixar per obrir-me sense fer gens de
soroll. Quan vaig entrar em va abraçar ven fort i em va dir que havia tingut
por de que no tornés, jo em vaig riure, i li vaig remoure els cabells negres
com el carbó. El meu germà Joan tenia quinze anys, però era amb l’únic que hi
podia confiar, en Martí encara era petit i no entenia res del que passava a
casa i en Santi sempre estava a favor del que deia el pare, entenia que volgués
heretar la seva gran fortuna fos com fos, però aquesta actitud em semblava tan
egoista i manipuladora que ja no el podia mirar als ulls sense pensar en tot el
que era capaç de fer pels maleïts diners. La mare era l’única persona neutral
però mai aixecaria la veu més que el pare, i això jo no ho podia suportar.
Vaig anar a dalt a rentar-me una mica i després vaig
anar a la meva habitació on en Joan m’esperava assegut al llit. Em va dir que
el pare no tardaria a llevar-se, ja que tenia una reunió important amb els caps
de la fàbrica per valorar els danys que havia rebut després de la revolta. Vaig
agafar un farcell i hi vaig ficar les coses essencials per a la travessia: una
manta gruixuda per les nits al ras, les bales per l’escopeta, un tros de pa
embolicat en un drap, la mola per esmolar el punyal que em guardava a la bota i
una mica de pastís que em vaig trobar a la cuina. En tornar a dalt em vaig
trobar amb la meva mare que em va veure amb el farcell a la mà i em va dirigir
un somriure trist.
- Ja tornes a marxar?.- em va preguntar cordant-se be
la bata, jo la vaig abraçar amb força i li vaig dir que marxava a Aragó, que no
sabia quan tornària.- vaguis on vaguis, sempre t’estaré esperant.
A les deu de la nit en Manel va venir a buscar-me amb
la Gertrudis, en Jesús i la Pilar, que havien estat companys en la batalla
contra la revolta d’ahir. Vam dirigir-nos cap a Saragossa, on la revolta havia
triomfat. Quan ens vam acostar a la frontera després de caminar tot un dia
sencer gairebé sense parar, ja érem un grup de gairebé trenta milicians
republicans disposats a lluitar amb tot el que teníem, que malauradament era
poc. Finalment ens van dir que ens dirigíssim a Barbastro, un poble a prop de
la frontera on el general Villalba no havia deixat passar les tropes enemigues
i havia estat capaç d’organitzar una mica la situació. Quan vam arribar ens vam
trobar amb altres milicians, tots de Catalunya. Mes tard vaig saber que
milicians valencians s’havien dirigit cap a Terol per ajudar als republicans.
Ens vam reunir amb el general Villalba a la matinada
del dia 21 de Juliol per organitzar una partida cap a Osca, que estava dominada
per els generals sollevats. Érem gairebé cent republicans de no mes de vint
anys comandats per un general sense massa experiència, però teníem uns ideals,
una meta per aconseguir i ni tan sols les bales eren capaces d’aturar el nostre
esperit. Així va ser com vam començar a avançar cap a Osca. Pel camí anàvem
fent petites batalles en els pobles que havien caigut en mans dels enemics,
cada cop érem més, ningú ens podia aturar, en els pobles petits ens anomenaven
“la marea roja”, nosaltres estàvem orgullosos d’aquella insígnia.
Ángel de la noche I
Perdida por la oscuridad vagaba una chica de pelo castaño y
mirada extraviada. Según los espíritus de la noche, se llamaba Laura y había
ido a parar allí buscando los trocitos de alma que otros se habían encargado de
romper, también se contaba que sus ojos habían perdido su color, que lo único
que quedaba de ellos eran mareas de odio y rabia contenida. Poco a poco hasta
los espíritus más antiguos de la región empezaron a temerle, su aura se había
convertido en la más oscura de todos ellos, a veces, muchos pensaban que ella
no quería salir de allí, aquello eran sus dominios, se había convertido en la
reina de la oscuridad.
Se hacía llamar Ángel de la noche, y aunque muchos querían
servirla, ella viajaba de por libre entre sus terrenos. Toda alma que allí
entraba se acababa encontrando con ella, pero nadie, jamás supo ver más allá de
sus ojos llenos de odio, su aura oscura y sus palabras enrevesadas, llenas de
símiles y muerte. Sin embargo ella,
salía a buscar su alma perdida y lloraba lágrimas negras, lloraba por sus recuerdos,
por su vida perdida, por todo lo que hubiese podido ser de ella y jamás será, por todo lo que había
decidido dejar atrás al convertirse en ángel.
Y es que sí, a Laura le habían salido alas, un par de oscuras
y negras alas que le habían crecido en la espalda en uno de sus viajes. Había
sido una jornada muy larga, ya llevaba bastantes meses vagando por la
oscuridad, pero aún le quedaban recovecos sin explorar, donde quizás estuviera
escondida alguna parte de su alma. Uno de esos lugares eran las estepas
demoníacas. Se decía que allí vivían los espíritus que más habían sufrido,
aquellos que la vida les había pateado por todos lados. Laura llegó allí
confiada en que parte de su alma debía estar por ese reino, así que se adentro
en él sin dudarlo.
Quizá estaba predestinada a encontrarse con ella, pero muchos
piensan que si no hubiese ido a las estepas, jamás se la hubiese encontrado,
otros decían que lo que estaba buscando no era su alma, sino a ella. La muerte,
fue quien la recibió con los brazos abiertos, la convirtió en su discípula, y
eso que ella solo escogía un aprendiz cada milenio, pero Laura tenía todas las
cualidades para aprender las viejas artes de la oscuridad. Así fue como se
sometió a largos recorridos por sus recuerdos, se enfrentó a sus miedos más
profundos, vivió en sus carnes la desesperación más pura, aprendió a controlar
sus emociones, a no experimentar sentimiento alguno, a alimentarse del dolor y
el odio que recorrían sus venas. Cuando se marchó la muerte estaba tan
orgullosa de ella que le concedió el privilegio de convertirse en un nuevo
ángel negro.
Largas conversaciones tenía Laura con la muerte, hablaban y
hablaban sobre la crueldad, sobre la vida, sobre el pasado, el presente y el
futuro, hasta que un día Laura le preguntó a su maestra como había llegado a
convertirse en la mismísima muerte. Ella se alteró y se removió en su sillón,
aunque los mortales no pudieran verla, la chica veía a la muerte tal y como
era, una mujer de largos cabellos negros y tez pálida, grandes ojos rojos, en
su piel no se apreciaba ningún tipo de marca, parecía más bien una superficie
marmórea, sin vida. La muerte en aquel momento le recordaba más humana que una
diosa de la destrucción y la desgracia. Laura se levantó y se fue para jamás
volver, comprendió en aquel momento que la muerte se hacía vieja, que empezaba
a recobrar aquella sensibilidad que con tanto esfuerzo había aprendido a
olvidar, la muerte se estaba permitiendo volver a recordad la vida que
una vez tuvo.
Des de entonces no se volvieron a ver, y Laura volvió a su
antigua tarea, siguió buscando su alma por todo el reino, pero jamás la
encontró. A veces sentía que la observaban des de lejos, que alguien la
vigilaba, pero cada vez que notaba aquella presencia extraña sacudía la cabeza
aturdida y continuaba volando. Sabía, que más allá, en el mundo real la Laura
humana seguía viva, pues se sentía incompleta, sin embargo, cada día que pasaba
sabia que la Laura que estaba por el mundo de arriba se iba rindiendo poco a
poco, y que no tardaría en dejarse llevar completamente por su lado más oscuro
y escondido de su corazón, es decir el ángel de la noche.
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