Él me sonrió,
sus ojos brillaban como nunca los había visto, supe que mis palabras le habían
hecho feliz, y en mi interior me maldije a mí misma, porque no le había mentido
al decirle que le quería, pero no sabía si estaba dispuesta a aceptar lo que
aquello suponía.
- Nos están
esperando.- le dije acariciándole la mejilla dulcemente.- deberíamos irnos
Él asintió y se
levantó sin dejarme ir la mano. Sonreí para mis adentros, pues sabía
perfectamente que él también tenía miedo, miedo a que yo me fuera otra vez.
Hacia bien de sospechar de mí.
Llegamos al bar
de Xavi todavía cogidos de la mano. Entonces recordé a la chica que nos debía
estar esperando dentro. Cristina, la novia de Santi. Solté a mi amigo de golpe.
Él se quedó mirándome sorprendido
- ¿Qué pasa con
Cristina?.- pregunté yo, un tanto enrabiada. Él bajó la vista, se apoyó en la
pared y calló lentamente al suelo. Lloraba, sus lágrimas recorrían sus mejillas
llenas de pensamientos, recuerdos y problemas. En aquel momento me asusté de
verdad.- Santi ¿Qué te pasa?.- le dije arrodillándome delante suyo. Levantó la
vista y me sonrió, pero más que una sonrisa fue una mueca de dolor
- No puedo
dejarla.- dijo secándose las lagrimas.- Su padre es el dueño de la empresa en
la que trabajo de director general, y no he llegado ahí por mis propios
meritos.- me quedé callada acariciándole el pelo, intentando tranquilizarlo.-
descubrí de donde venia la sorprendente riqueza que habían adquirido en tan
poco tiempo, drogas, armas e incluso tráfico de mujeres.- el silencio calló
sobre nosotros, aquello que me estaba explicando era horrible.- me compraron dándome
el mejor puesto de trabajo que pudiera haber soñado nunca, me dieron un piso
enorme en la calle Balmes y me comprometieron con Cristina para tenerme
controlado permanentemente.- Sus lágrimas habían desaparecido, pero sus ojos
estaban salpicados de miedo y dolor, jamás lo había visto así, debía hacer
algo.- no se qué hacer Laura, estoy perdido.
Me levanté y le alargué
mi mano sonriéndole, el me miró un tanto extrañado pero me la cogió y se
levantó con mi ayuda. Lo arrastré por las oscuras calles del Rabal hasta llegar
al puerto de Barcelona. Allí nos sentamos delante de un pequeño velero, que des
de que éramos pequeños siempre había estado allí. Muchas tardes nos sentábamos delante
suyo, soñando en innumerables aventuras a bordo de aquel pequeño barquito.
- ¿Qué hacemos
aquí?.- me preguntó él extrañado
- Santi debes
huir.- le dije yo seriamente mirándolo a los ojos, él se sorprendió y abrió la
boca para replicar pero lo corté rápidamente.- sé que ellos te pueden encontrar
en cualquier sitio, pero debes marcharte y denunciar lo que descubriste a la
policía
- No sé si yo
podré hacer eso.- dijo fijando la vista en las velas que se movían lentamente.-
me costó mucho irme de casa, no sé si soy capaz de dejarlo todo otra vez.- le
acaricié la mejilla suavemente y él se giró sonriendo tristemente
- No te voy a
dejar solo Santi, me iré contigo, y me quedaré a tu lado para siempre ¿lo
entiendes?.- el me besó suavemente, noté el sabor salado de sus lágrimas y
pensé para mis adentros si lo que estaba haciendo era correcto, si estaba
ayudando a mi amigo o si intentaba llevármelo en mi huida desesperada de la realidad.
Seguía huyendo, pero esta vez no lo hacía por mí, sino por él.
FIN
Que pena, ya se acabó, me ha gustado mucho escribir esta historia ^_^ Puedo decir que en algunos aspectos Laura se parece a mi... Espero que os haya gustado leerla tanto como a mi hacerla y que sigais pendientes de mi próxima historia todavía no tengo claro que será xD.
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