Parte II:http://dancingallthenight.blogspot.com/2012/02/luna-ii.html
Me despierto hacía medio día en
el mismo sitio dónde me he desmayado. ¿Qué me está pasando? Me enderezo y
consigo arrastrarme a duras penas hasta el banco más cercano. Allí me estiro e
intento evaluar todos los acontecimientos, ahora que parece que estoy lúcida.
Ayer por la mañana me encontré
con una niña que supuestamente no conocía de nada, su nombre es Luna y
misteriosamente aparezco con ella en una foto. Además en menos de un día ha
crecido por lo menos cinco años, cosa que me confirma que su presencia no es
real. Otro dato que corrobora mi teoría es que la chica parece haber muerto.
Suspiro y vuelvo a repasar los hechos llegando a la conclusión de que me estoy
volviendo loca. Un último apunte asola mi mente como si fuera una pequeña
espina clavada en lo más profundo de mi alma, yo maté a esa chica.
- ¡Buenos días!- grita una Luna
de diecisiete años, alta con su cabello rubio descontrolado en pequeños rizos,
sus ojos azules sombreados en negro.- ¿o debería decir buenas tardes?
Va vestida con un precioso
vestido a conjunto con sus ojos. Su cambio de edad ya no me sorprende, pero su
aspecto me produce una sensación de angustia y miedo demasiado fuerte como para
ignorarla, pero consigo reponerme.
- ¿Por qué no puedo recordarte
con claridad?- le pregunto sentándome en el banco
- Porque están intentando borrarte
los recuerdos.- me dice casi sin inmutarse. Siempre tan directa y destructiva.
- Pero no lo entiendo.- digo un
tanto desesperada.- ¿Quién lo intenta? Y sobre todo ¿Por qué?- Ella se levanta
y de la nada hace aparecer una pistola que carga con lentitud.- ¿Qué haces?- le
pregunto un tanto asustada.
- Lo siento.- me dice apuntándome
con pasmosa tranquilidad.- Pero debes despertar
La bala atraviesa mi cabeza en
menos de un segundo. Siento que caigo en un extraño pozo de oscuridad, que vago
en la nada más absoluta, pero a lo lejos oigo una voz. Al principio es un
simple murmullo, luego se va haciendo más fuerte hasta que puedo entender lo
que dice con claridad.
- Parece que hay algo que nos
impide finalizar el tratamiento.- comenta la voz, perteneciente a un hombre ya
entrado en años, profunda y grave, cargada de experiencia y cansancio.
- Pero nos dijeron que el proceso
estaba casi terminado.- esa era la inconfundible voz de mi padre, parecía entre
enfadado y desesperado, pero no entendía por qué.
- La mente de su hija no quiere
olvidar sin, digamos, “presentar batalla”.- comenta la voz, acompañando su
comentario con una risa entre irónica y maléfica.
Lo siguiente que oigo es un
portazo y acto seguido unos sollozos a mi derecha. Empezaba a sentir algunas
partes de mi cuerpo, la punta de los pies, los dedos de las manos, los brazos,
las piernas, hasta que al final, abro los ojos. Los cierro casi al instante
cegada por la luz fluorescente de la habitación. Poco a poco me acostumbro a la
iluminación y vuelvo a observar mi entorno. Me encuentro en una estancia
pintada de blanco con unos grandes ventanales con vistas al mar, a mi lado
izquierdo hay un pequeño sofá de cuero negro y armario del mismo color. A mi derecha tengo mi madre dormida en una butaca cogiéndome fuertemente la mano.
Me sorprendo al verla tan desmejorada, pues su pelo, antes siempre
perfectamente tintado y peinado ahora parece una peluca hecha con paja de mala calidad,
su rostro, antes sin apenas arrugas,
ahora parece el de una mujer de más de sesenta años, cansada y apaleada.
De repente se despierta y me
observa como si no me hubiese visto des de hace años, yo intento sonreír, pero
ella se tira encima mío y me abraza como si no existiera un mañana. Cuando por
fin se separa de mí lo primero que hago es preguntarle donde estoy. Ella me
mira, y en sus ojos negros como los míos veo la tristeza y la preocupación. Le
repito la pregunta un par de veces pero no me contesta hasta que, sin ser muy
consciente de lo que hago, la cojo por el cuello de la camisa y la sacudo
gritándole cosas sin sentido hasta que llega mi padre y me tranquiliza.
Me relajo en sus brazos, pero
vuelvo a repetirlo “¿Dónde estamos?” hasta que mi padre se sienta a mi lado
acariciándome el pelo dulcemente y me lo intenta explicar.
- Estamos en un centro dedicado
al estudio de la memoria.- empieza él sin mirarme.- hemos venido para que te
borren algunos recuerdos.- suspiro, así que lo que dijo Luna era verdad, están intentando
sacarla de mi mente.- concretamente aquellos relacionados con…- no continua,
sus ojos se pierden en los míos, sabe perfectamente que no hace falta que diga
nada más, pero solo me queda saber una última cosa.
- ¿Por qué?- pregunto con la voz
rota por las lágrimas que empiezan a caer por mis mejillas
- Te estabas muriendo Laura.- me
dice él secándome las gotitas de agua salada.- no salías de la habitación, no
comías, no hablabas, tu alma y corazón se habían ido con ella, tu madre y yo no
sabíamos que hacer, y nos recomendaron esto.- Asiento con la cabeza poco a poco
y me levanto de la cama, abro un armario que hay colocado al lado del sofá y me
visto con lo primero que encuentro, abro la puerta dispuesta a irme hasta que
mi padre me llama.- No creo que irte sea lo mejor.
- No creo que borrarme los
recuerdos sin mi consentimiento sea lo mejor.- le respondo utilizando sus
mismas palabras para describir el resentimiento que ahora mismo siento por él.
Cierro la puerta y salgo del edificio, dispuesta a dejar que poco a poco mi memoria
vuelva a ser la de siempre.
CONTINUARÁ
No hay comentarios:
Publicar un comentario