viernes, 2 de marzo de 2012

Luna III

Parte I: http://dancingallthenight.blogspot.com/2012/02/luna.html
Parte II:http://dancingallthenight.blogspot.com/2012/02/luna-ii.html


Me despierto hacía medio día en el mismo sitio dónde me he desmayado. ¿Qué me está pasando? Me enderezo y consigo arrastrarme a duras penas hasta el banco más cercano. Allí me estiro e intento evaluar todos los acontecimientos, ahora que parece que estoy lúcida.
Ayer por la mañana me encontré con una niña que supuestamente no conocía de nada, su nombre es Luna y misteriosamente aparezco con ella en una foto. Además en menos de un día ha crecido por lo menos cinco años, cosa que me confirma que su presencia no es real. Otro dato que corrobora mi teoría es que la chica parece haber muerto. Suspiro y vuelvo a repasar los hechos llegando a la conclusión de que me estoy volviendo loca. Un último apunte asola mi mente como si fuera una pequeña espina clavada en lo más profundo de mi alma, yo maté a esa chica.
- ¡Buenos días!- grita una Luna de diecisiete años, alta con su cabello rubio descontrolado en pequeños rizos, sus ojos azules sombreados en negro.- ¿o debería decir buenas tardes?
Va vestida con un precioso vestido a conjunto con sus ojos. Su cambio de edad ya no me sorprende, pero su aspecto me produce una sensación de angustia y miedo demasiado fuerte como para ignorarla, pero consigo reponerme.
- ¿Por qué no puedo recordarte con claridad?- le pregunto sentándome en el banco
- Porque están intentando borrarte los recuerdos.- me dice casi sin inmutarse. Siempre tan directa y destructiva.
- Pero no lo entiendo.- digo un tanto desesperada.- ¿Quién lo intenta? Y sobre todo ¿Por qué?- Ella se levanta y de la nada hace aparecer una pistola que carga con lentitud.- ¿Qué haces?- le pregunto un tanto asustada.
- Lo siento.- me dice apuntándome con pasmosa tranquilidad.- Pero debes despertar
La bala atraviesa mi cabeza en menos de un segundo. Siento que caigo en un extraño pozo de oscuridad, que vago en la nada más absoluta, pero a lo lejos oigo una voz. Al principio es un simple murmullo, luego se va haciendo más fuerte hasta que puedo entender lo que dice con claridad.
- Parece que hay algo que nos impide finalizar el tratamiento.- comenta la voz, perteneciente a un hombre ya entrado en años, profunda y grave, cargada de experiencia y cansancio.
- Pero nos dijeron que el proceso estaba casi terminado.- esa era la inconfundible voz de mi padre, parecía entre enfadado y desesperado, pero no entendía por qué.
- La mente de su hija no quiere olvidar sin, digamos, “presentar batalla”.- comenta la voz, acompañando su comentario con una risa entre irónica y maléfica.
Lo siguiente que oigo es un portazo y acto seguido unos sollozos a mi derecha. Empezaba a sentir algunas partes de mi cuerpo, la punta de los pies, los dedos de las manos, los brazos, las piernas, hasta que al final, abro los ojos. Los cierro casi al instante cegada por la luz fluorescente de la habitación. Poco a poco me acostumbro a la iluminación y vuelvo a observar mi entorno. Me encuentro en una estancia pintada de blanco con unos grandes ventanales con vistas al mar, a mi lado izquierdo hay un pequeño sofá de cuero negro y armario del mismo color. A mi derecha tengo mi madre dormida en una butaca cogiéndome fuertemente la mano. Me sorprendo al verla tan desmejorada, pues su pelo, antes siempre perfectamente tintado y peinado ahora parece una peluca hecha con paja de mala calidad, su rostro, antes  sin apenas arrugas, ahora parece el de una mujer de más de sesenta años, cansada y apaleada.
De repente se despierta y me observa como si no me hubiese visto des de hace años, yo intento sonreír, pero ella se tira encima mío y me abraza como si no existiera un mañana. Cuando por fin se separa de mí lo primero que hago es preguntarle donde estoy. Ella me mira, y en sus ojos negros como los míos veo la tristeza y la preocupación. Le repito la pregunta un par de veces pero no me contesta hasta que, sin ser muy consciente de lo que hago, la cojo por el cuello de la camisa y la sacudo gritándole cosas sin sentido hasta que llega mi padre y me tranquiliza.
Me relajo en sus brazos, pero vuelvo a repetirlo “¿Dónde estamos?” hasta que mi padre se sienta a mi lado acariciándome el pelo dulcemente y me lo intenta explicar.
- Estamos en un centro dedicado al estudio de la memoria.- empieza él sin mirarme.- hemos venido para que te borren algunos recuerdos.- suspiro, así que lo que dijo Luna era verdad, están intentando sacarla de mi mente.- concretamente aquellos relacionados con…- no continua, sus ojos se pierden en los míos, sabe perfectamente que no hace falta que diga nada más, pero solo me queda saber una última cosa.
- ¿Por qué?- pregunto con la voz rota por las lágrimas que empiezan a caer por mis mejillas
- Te estabas muriendo Laura.- me dice él secándome las gotitas de agua salada.- no salías de la habitación, no comías, no hablabas, tu alma y corazón se habían ido con ella, tu madre y yo no sabíamos que hacer, y nos recomendaron esto.- Asiento con la cabeza poco a poco y me levanto de la cama, abro un armario que hay colocado al lado del sofá y me visto con lo primero que encuentro, abro la puerta dispuesta a irme hasta que mi padre me llama.- No creo que irte sea lo mejor.
- No creo que borrarme los recuerdos sin mi consentimiento sea lo mejor.- le respondo utilizando sus mismas palabras para describir el resentimiento que ahora mismo siento por él. Cierro la puerta y salgo del edificio, dispuesta a dejar que poco a poco mi memoria vuelva a ser la de siempre.
CONTINUARÁ 



No hay comentarios:

Publicar un comentario