lunes, 26 de marzo de 2012

Palabras encadenadas

A veces me pregunto porque escribo. Hay días en que necesito expresar lo que pienso, días en los que mi corazón se desborda de sentimientos, momentos en que mi alma busca en las palabras el método de expresar todo lo que ve y siente. Escribo para sentirme viva y en parte, para no volverme loca. Hay veces en las que mi mente necesita un descanso, una bocanada de aire que se transforma en una historia, en palabras encadenadas, a veces sin sentido. 
Para mi, una hoja en blanco y un lápiz son suficientes para crear un mundo en el que perderme, un universo lleno de criaturas fantásticas, de monstruos y pesadillas, de color y luz, pero todo lo que escribo proviene de mi mente, quizá enferma de libros y historias. Amo escribir, es lo que más me gusta en este mundo y me pasaría la vida entera haciéndolo, porque si no escribo mi mente se satura. Tengo tantas ideas que expresar, tantos personajes por crear, que no puedo esperar a llegar a casa para escribirlo, siempre voy con una libreta y un boli a mano, porque quizá el sol que entra por al ventana del tren me inspire un nuevo paisaje, o quizá un paraguas que se abre en medio de una clase me sugiera un nuevo mundo que inventar. 
Para mi escribir no es una forma de ganar dinero, sino una manera para expresarme. Las palabras son la mejor arma creada por el ser humano. Las letras se juntan y con ellas puedo crear lo que quiera, puedo destruir ciudades o crearlas, puedo matar y hacer danzar a cualquier ser, puedo hacer brillar el Sol, como también puedo extinguirlo para siempre.
Me apasiona escribir, y aunque no me gane la vida con ello, nunca dejaré de hacerlo, porque el corazón me reclama que escriba, que utilice todo mi ingenio en crear nuevas historias que la gente pueda leer y disfrutar con ellas, que puedan sentirse identificados, que se emocionen y rían o que les despierten recuerdos escondidos en lo más profundo de su alma. Porque si hay algo que me decepciona muchísimo, es ver como mis palabras no despiertan sentimiento alguno en aquel que las lee. Una historia debe mover algo en nuestro interior, sea bueno o malo, pero no puede dejarte indiferente, si lo hace, es que esos personajes no están bien definidos, ese mundo que tu has creado no sirve para nada. 
Otra de las cosas que me gusta hacer con mis escritos es rehacerlos mil y una veces. Cuando creo una nueva historia primero la escribo a mano, la leo mil veces, corrigiendo y añadiendo nuevos detalles, dejando que el mundo que estoy creando se haga real en mi mente. Después, dejo que alguien lo lea, ya sea un amigo, mi hermano, mi primo o a veces mi madre, cada persona ve algún fallo nuevo, te sugiere detalles que a ti te parecían sin importancia, y es que no hay nada mejor para un escritor que una buena crítica. Esos si, criticar por criticar solo hace daño, cuando leemos un texto de alguien siempre debemos tener la mente activa para buscar explicaciones a nuestras sugerencias, porque en el fondo todo lo que digamos son eso, sugerencias, el escritor después decidirá si añadirlas a su historia o no.
Llevo años jugando con las palabras, me gusta hacerlo, me divierto y simplemente es una actividad que llena mi alma, solo espero poder decir algún día que me gano la vida escribiendo. 

sábado, 24 de marzo de 2012

Luna V

Parte I: http://dancingallthenight.blogspot.com/2012/02/luna.html
Parte II:http://dancingallthenight.blogspot.com/2012/02/luna-ii.html 

Parte IIIhttp://dancingallthenight.blogspot.com.es/2012/03/luna-iii.html 

Parte IV:http://dancingallthenight.blogspot.com.es/2012/03/luna-iv.html


La noche pasaba rápido, las imágenes se intercalaban unas con las otras, me veía a mí bailando con Luna, abriendo los regalos, partiendo una enorme tarta. Sin embargo, todo se volvió nítido de repente. Estábamos las dos sentadas en su tejado, en aquella azotea en la que habíamos pasado tantas tardes de verano. Yo fumaba poco a poco, después le pasaba a ella el cigarro mientras yo cogía la botella de vodka que estábamos compartiendo.
- Está siendo una gran noche.- dijo Luna dándole una larga calada.- ¿te lo estas pasando bien?- yo asentí sonriéndole. Rebusqué en mi bolso una pequeña bolsita de plástico que contenía dos pastillas una de color verde y otra de color azul.- ¿Qué es esto?
-  Éxtasis.- le contesté sacando las pastillas, Luna me miró con desconfianza.- no temas, no te pasará nada, ya lo he probado otras veces.
- ¿Qué me pasará si me la tomo?- preguntó ella cogiendo la pastilla verde y la botella de vodka que le ofrecía.
- Descubrirás un nuevo mundo.- le dije yo sonriendo traviesa y tomándome mi pastilla.- vamos, tómatela, yo estaré aquí para cuidarte.
- ¿Me lo prometes?- preguntó Luna un tanto asustada
- Te lo prometo.- le respondí con convicción, haciendo que ella se tragase la pastilla.
Las dos empezamos a entrar en un estado de euforia descontrolado, danzábamos por la azotea como si no hubiera mañana, cantábamos canciones sin sentido y seguíamos bebiendo de aquella botella de vodka, que pronto se acabaría. No sentíamos el cansancio, parecía que el mundo podría ser nuestro con tan solo proponérnoslo, corríamos, saltábamos y gritábamos como si no hubiera mañana. Sin embargo, llegó un momento en que Luna se paró mirándome solemnemente.
- Laura, debemos salvar la Tierra.- se puso al borde de la azotea observando la noche.- Luchar o morir en el intento.- Yo me la quedé mirando. Su vestido ondeaba bajo la suave brisa de verano, su cabello rubio se le metía en los ojos, pero ella no se molestaba en apartarlo.- ¿Estas dispuesta a dar tu vida por la supervivencia del mundo?
- Luna, ¿Se puede saber qué demonios estás diciendo?- le pregunté yo, acercándome poco a poco a su lado.- venga, aléjate del borde y ven a mi lado.
- Des de aquí tengo mejor perspectiva para disparar.- me dijo ella mirándome como si yo fuera estúpida.
- Mira.- empecé yo, intentando llegar a un trato con ella.- voy a buscar mi ametralladora, pero cuando vuelva, nos vamos de aquí, ¿de acuerdo?- Luna asintió, y se quedó allí parada esperándome.
Baje de la azotea y fui a buscar un poco de agua. Los efectos del alcohol y la pastilla se me habían pasado de golpe. Luna estaba teniendo alucinaciones y yo no podía hacer nada más que cuidar de ella para que no cometiera ninguna locura. Me dirigí a la cocina a toda prisa, llené un vaso con agua fresca y salí de la casa para volver a buscar a  Luna, sin embargo me encontré con que toda la gente miraba hacia el cielo. Mi amiga gritaba des del borde de la azotea, aclamaba el fin del mundo, y recriminaba a los presentes que no hicieran nada por impedirlo.
Yo intentaba moverme entre la multitud, quería subir a su lado y llevármela lejos, pero no me dejaban. Oía sus risas y los gritos de Luna en mi cabeza martilleándome sin control. Daba empujones y codazos, pero apenas había avanzado unos metros. Todos la señalaban, pero ninguno subía a la azotea para pararla, se lo pasaban bien a su costa, y eso aún me daba más rabia. Hubo un extraño momento en que todos callaron y pude oír perfectamente las palabras de mi amiga.
- El mundo podrá sobrevivir si yo muero, mortales habitantes de la Tierra, recordad mi sacrificio como aquel que os salvó la vida.- Luna dio un salto y calló detrás de la casa. Todo se quedó en silencio, nadie se movía. Cuando comprendí que era lo que había pasado, chillé su nombre como una desesperada, la gente esta vez sí que me dejó pasar.
Las imágenes se volvieron borrosas, vi el cuerpo de Luna ensangrentado, el funeral en el que sus padres no me dejaron pasar, las noches enteras sin dormir mirando antiguas fotografías, la mirada perdida delante de platos llenos de comida que no podía ingerir, y por fin, mis padres llevándome al hospital.
Abrí los ojos. Seguía en la playa, pero el sol, que antes se encontraba en su zénit, ahora se había escondido detrás de la ciudad. No me sorprendió encontrarme a Luna a mi lado. Iba vestida con una sencilla camiseta de manga corta y unos shorts. La miré durante un largo rato, pensando en todo lo que habíamos pasado, en como acabó todo y en qué demonios era ella.
- Parece que has recobrado la memoria.-me dijo mientras masticaba un chicle pausadamente.- eso está bien.
- ¿Me odias?- le pregunté con las lágrimas en los ojos y el corazón latiendo a toda velocidad. Se quedó en silencio largo rato hasta que movió la cabeza de un lado a otro negativamente.- pero, yo te maté.
- No, tú no sabías que aquello pasaría, no fue culpa tuya.- me dijo, pero yo no podía creerla
- Prometí que cuidaría de ti y te dejé sola.- escondí la cara entre mis rodillas y empecé a llorar todo lo que no había podido hacer hasta ahora. La muerte de Luna me golpeaba la mente y el corazón y los hacían temblar, me costaba respirar y apenas podía articular palabra.
De repente alguien me abrazó por la espalda, por un momento, quise pensar que era ella, pero los brazos fuertes de mi padre me sujetaron, dejando que me aferrara a ellos clavándole las uñas a causa de la desesperación que sentía. Pese a todo, Luna se había puesto delante de mí y me sonreía.
- Escúchame Laura, no me queda mucho tiempo.- me dijo ella mirándome atentamente.- puedo hacer que te olvides de mi si lo deseas, de hecho lo haré si veo que no eres capaz de continuar. Ahora mismo tú eres la única que se acuerda de mí, y gracias a eso, puedo estar con mis padres en un mundo dónde las almas descansan en paz, pero si mi recuerdo te impide vivir, haré que desaparezca.
- No.- dije con convicción, haciendo que mi padre me mirara extrañado.- no quiero olvidarme de ti, jamás lo haré, viviré todo aquello que yo te arrebaté, viviré por las dos Luna, te lo prometo, y esta vez, cumpliré mi promesa.- Luna sonrió y se acercó a mi dándome un beso en la frente, pero lo único que noté fue un ligero cosquilleo.
La vi desvanecerse poco a poco, siempre con aquella sonrisa en los labios. La recordaría toda la vida, porque aunque no estuviera físicamente conmigo, se que en el lugar en el que está me estará observando y cuidará de mi como ha hecho siempre, a cambio yo no la olvidaré por mucho que eso a veces me haga daño, simplemente, sería incapaz de no recordar cada segundo que pasé a su lado.  
FIN

Pues por fin he acabado esta historia. Sinceramente el final no me convence en absoluto, espero que a vosotros os guste más que a mi. Por otro lado, tengo que aclarar que la finalidad de esta pequeña historia es ilustrar el poder de la verdadera amistad, simplemente, representar ese momento en que eres consciente que darías tu propia vida para salvar la de tu amigo. Me gustaría informaros que tengo otra nueva historia entre manos, espero poder presentaros el primer capítulo pronto, sin embargo, es una historia con muchos detalles que hace falta cuidar. Mientras tanto iré colgando algún que otro texto, que espero que os gusten :)

viernes, 23 de marzo de 2012

Luna IV

Parte I: http://dancingallthenight.blogspot.com/2012/02/luna.html 
Parte II:http://dancingallthenight.blogspot.com/2012/02/luna-ii.html 

Parte IIIhttp://dancingallthenight.blogspot.com.es/2012/03/luna-iii.html


Cada paso que doy es un recuerdo que vuelve a mi mente. En menos de media hora todo mi pasado ha quedado reconstruido. Me siento en la playa a la que he ido a parar y sonrío, por fin la veo en toda su esencia y peculiaridad. Me tumbo en la arena y dejo que por mis ojos pasen todas aquellas escenas que me han intentado arrebatar.
Veo el día en que conocí a la pequeña Luna. Teníamos seis años y yo acababa de mudarme. Siempre he sido muy tímida, y a la hora del patio me encontraba sentada en una esquina viendo a los demás niños jugar con sus amigos. Sin embargo ella me observaba des la lejanía, retorciendo la falda de su vestido blanco con los dedos. De repente se me acercó y me ofreció una mano. En aquel momento no sabía que aceptarla fue lo mejor que he hecho en mi corta vida.
A partir de ese momento nos convertimos en inseparable. Luna y Laura, las niñas que querían comerse el mundo. Si una de nosotras lloraba la otra sentía su dolor como propio, si una reía, la otra sentía su felicidad recorrerle por el cuerpo. No podíamos pasar más de un día sin vernos, siempre estábamos una en casa de la otra, y nos influenciábamos mutuamente. Sin embargo, no todo el mundo veía con buenos ojos la relación que manteníamos, sobre todo los padres de Luna, dos personas dedicadas a sus negocios y a moderar su fortuna, querían lo mejor para su hija, y estuvieron a punto de cambiarla de instituto millones de veces. Pero pese a todo, querían demasiado a su hija como para separarla de mí.
Otro recuerdo me invade la mente. Luna vestida con mis sudaderas y mis tejanos, intentando no caerse de mi monopatín. Por aquel entonces debíamos tener trece años, y yo me había aficionado a las ropas anchas, todo lo contrario que ella, que siempre llevaba un modelito diferente cada día. Fue idea suya cambiarnos de vestuario durante una temporada, incluso queríamos teñirnos el pelo con el color de la otra, pero eso ya era llegar demasiado lejos. Sonrío al pensar en aquellos días de instituto en que nos interesaban más los chicos que los estudios, las veces que la había visto llorar a ella por culpa de algún mamarracho, y los dramas que le montaba yo por lo mismo.
Las imágenes se van formando en mi cabeza, con algunas sonrío, como por ejemplo, el día en que Luna le escondió las llaves de casa a una chica que nos caía mal, o cuando nos escondíamos entre las gradas para observar a los chicos del equipo de fútbol. Aunque no todo lo que me viene a la mente es bueno o gracioso. Recuerdo el día en que murió mi abuela, como ella se quedó a mi lado hasta que ya no podía derramar más lágrimas. O cuando a su padre le diagnosticaron cáncer de pulmón, las veces que había ido con ella al hospital porque no podía aguantar sola el verlo degenerándose poco a poco.
De repente un recuerdo desvía cualquier otra imagen. Es mucho más nítido que los demás, tanto que lo vivo como si fuera real.
“- Oye.- me llama Luna probándose un vestido color esmeralda abierto por la espalda.- ¿te gusta este?
- Prefiero el azul.- le digo yo colocándome bien el gorro.- va a conjunto con tus ojos.- ella sonríe y asiente, rebusca entre un montón de ropa que tiene a su lado y saca el vestido, se lo vuelve a probar, da un par de vueltas y espera mi aprobación. Yo asiento firmemente y sonrío al verla tan radiante.- vas a ser la envidia de la fiesta.
- De eso se trata.- me contesta ella giñándome el ojo, hasta que se me queda mirando con gesto serio y me dice.- no pensarás ir con una de tus sudaderas ¿no?
- Iba a ponerme el vestido blanco que me puse para mi cumpleaños.- le digo despreocupada
- ¡Oh vamos!- exclama ella escandalizada.- no puedes volver a ponerte eso.- vuelve a buscar entre la ropa y saca un preciosos vestido negro y me lo lanza.- pruébate este.
Me lo pongo con cuidado y me sorprendo a mi misma al mirarme al espejo. Luna me observa des de atrás sonriente, yo doy un par de vueltas, admirando lo bien que se ajusta la tela a mi cuerpo.
- Parece hecho a medida.- digo embobada con mi imagen                      
- A ver si vas a ser tú la que despertará los celos de las demás.- me dice ella bromeando
La imagen cambia de repente y nos encontramos en la enorme casa de Luna, lo recuerdo perfectamente, aquellos eran los vestidos para su fiesta de cumpleaños. Era el verano de 2011, y ella cumplía los dieciocho, todos la esperaban como la mejor fiesta de ese año, y de hecho eso habíamos preparado entre las dos. Había montones de alcohol, comida, habíamos contratado a uno de los mejores DJ del momento, la casa tenía una piscina y un jardín enorme, la gente bailaba y se divertía.
CONTINUARÁ

En fin, siento haber tardado tanto en subir la continuación de esta historia, pero simplemente es que no sabía como acabarla, mañana colgaré el último capitulo, por ahora disfrutad de este :)

sábado, 17 de marzo de 2012

¿Realidad o ficción?


A veces, en las noches sombrías en las que observo la luna bajo el amparo del humo de mi cigarro, me acuerdo de ti. Aquellas tardes de verano que jugábamos a adivinar el futuro, y mírame ahora. Veo tu pelo negro caer en rizos imperfectos por tu espalda, siempre me gustaba más cuando lo llevabas suelto, aunque he de reconocer que la trenza no te quedaba mal. Veo tu ojos, marrones y brillantes a la luz del sol que me miran des de lejos. Pero lo que más me atormenta es tu sonrisa, siempre iluminando tu cara, la paz y la serenidad que sentía cuando la observaba en silencio aún siguen presentes en mí. Sin embargo te separaron de mi lado mi propia estupidez y mis prejuicios, mis dudas y mi tormento. Y ahora, cuando no hay marcha atrás, recuerdo tus besos y me ahogo en mi llanto, rememoro tus labios recorriendo mi piel y un escalofrió atraviesa mi cuerpo, veo tus manos acercando mi cara a la tuya y sé que estoy soñando, que la realidad es que jamás te tuve, que todo lo que yo creo recuerdos son imágenes producidas por mi mente en esta habitación oscura en la que llevo años encerrada. 

lunes, 5 de marzo de 2012

Nada de amor

Le apartó el lacio cabello negro que le caía en los ojos. Se quedó observando como un rayo de luna le iluminaba las facciones relajadas. Su pecho se movía lentamente al ritmo de su respiración, la boca entreabierta, los parpados cerrados, pero a la vez en movimiento a causa de algún sueño. Ella le acaricia cuidadosamente la barbilla, sube hasta los pómulos rozándole con la yema de los dedos hasta llegar a sus finas cejas y acaba perdiendo su mano entre su pelo.
De repente él se despierta y abre los ojos poco a poco. Sonríe al verla y le da un ligero beso en los labios. Se acomoda en la cama y se la queda mirando unos instantes, memorizando cada milímetro de su piel pálida. Llega un momento en que no puede apartar la vista de sus ojos azules tan perfectos y que tantas emociones son capaces de expresar. Ella le vuelve a besar cuidadosamente y él la acerca a su lado. Los dos sienten el calor que desprende el otro y se dejan llevar por sus instintos más primarios. Se quitan la poca ropa que llevaban puesta, y se observan mutuamente, con la respiración acelerada y los corazones latiendo al unísono.
Él le besa el hombro y acaricia su espalda con cuidado, ella no puede hacer más que suspirar de placer. Sus labios se vuelven a encontrar sedientos del sabor del otro. Ella baja poco a poco por su pecho y sonríe pícara. Él desliza las manos por sus muslos mientras ella le muerde con suavidad el lóbulo de la oreja.
Él se para un momento para observarla y sin pensarlo le susurra un "te quiero" tan sincero que la pilla por sorpresa. Ella se aleja incómoda y él intenta arreglarlo acariciándole la mejilla, pero ella le aparta la mano, no era eso en lo que habían quedado.
- Sabes que no quiero nada serio.- le dice levantándose de la cama y empezando a vestirse.- nada de amor, solo sexo.
- Lo se.- dice él un tanto cohibido.- pero no puedo evitar sentir algo por ti
- Entonces.- comenta ella mirándolo a los ojos des de la puerta de la habitación.- no volverás a verme nunca.
Ella se va dejándolo a él atónito cogiendo las sábanas con rabia, se levanta e intenta seguirla, pero ella ya no está, tan solo le queda el dulce aroma de su perfume impregnando la habitación.

viernes, 2 de marzo de 2012

Luna III

Parte I: http://dancingallthenight.blogspot.com/2012/02/luna.html
Parte II:http://dancingallthenight.blogspot.com/2012/02/luna-ii.html


Me despierto hacía medio día en el mismo sitio dónde me he desmayado. ¿Qué me está pasando? Me enderezo y consigo arrastrarme a duras penas hasta el banco más cercano. Allí me estiro e intento evaluar todos los acontecimientos, ahora que parece que estoy lúcida.
Ayer por la mañana me encontré con una niña que supuestamente no conocía de nada, su nombre es Luna y misteriosamente aparezco con ella en una foto. Además en menos de un día ha crecido por lo menos cinco años, cosa que me confirma que su presencia no es real. Otro dato que corrobora mi teoría es que la chica parece haber muerto. Suspiro y vuelvo a repasar los hechos llegando a la conclusión de que me estoy volviendo loca. Un último apunte asola mi mente como si fuera una pequeña espina clavada en lo más profundo de mi alma, yo maté a esa chica.
- ¡Buenos días!- grita una Luna de diecisiete años, alta con su cabello rubio descontrolado en pequeños rizos, sus ojos azules sombreados en negro.- ¿o debería decir buenas tardes?
Va vestida con un precioso vestido a conjunto con sus ojos. Su cambio de edad ya no me sorprende, pero su aspecto me produce una sensación de angustia y miedo demasiado fuerte como para ignorarla, pero consigo reponerme.
- ¿Por qué no puedo recordarte con claridad?- le pregunto sentándome en el banco
- Porque están intentando borrarte los recuerdos.- me dice casi sin inmutarse. Siempre tan directa y destructiva.
- Pero no lo entiendo.- digo un tanto desesperada.- ¿Quién lo intenta? Y sobre todo ¿Por qué?- Ella se levanta y de la nada hace aparecer una pistola que carga con lentitud.- ¿Qué haces?- le pregunto un tanto asustada.
- Lo siento.- me dice apuntándome con pasmosa tranquilidad.- Pero debes despertar
La bala atraviesa mi cabeza en menos de un segundo. Siento que caigo en un extraño pozo de oscuridad, que vago en la nada más absoluta, pero a lo lejos oigo una voz. Al principio es un simple murmullo, luego se va haciendo más fuerte hasta que puedo entender lo que dice con claridad.
- Parece que hay algo que nos impide finalizar el tratamiento.- comenta la voz, perteneciente a un hombre ya entrado en años, profunda y grave, cargada de experiencia y cansancio.
- Pero nos dijeron que el proceso estaba casi terminado.- esa era la inconfundible voz de mi padre, parecía entre enfadado y desesperado, pero no entendía por qué.
- La mente de su hija no quiere olvidar sin, digamos, “presentar batalla”.- comenta la voz, acompañando su comentario con una risa entre irónica y maléfica.
Lo siguiente que oigo es un portazo y acto seguido unos sollozos a mi derecha. Empezaba a sentir algunas partes de mi cuerpo, la punta de los pies, los dedos de las manos, los brazos, las piernas, hasta que al final, abro los ojos. Los cierro casi al instante cegada por la luz fluorescente de la habitación. Poco a poco me acostumbro a la iluminación y vuelvo a observar mi entorno. Me encuentro en una estancia pintada de blanco con unos grandes ventanales con vistas al mar, a mi lado izquierdo hay un pequeño sofá de cuero negro y armario del mismo color. A mi derecha tengo mi madre dormida en una butaca cogiéndome fuertemente la mano. Me sorprendo al verla tan desmejorada, pues su pelo, antes siempre perfectamente tintado y peinado ahora parece una peluca hecha con paja de mala calidad, su rostro, antes  sin apenas arrugas, ahora parece el de una mujer de más de sesenta años, cansada y apaleada.
De repente se despierta y me observa como si no me hubiese visto des de hace años, yo intento sonreír, pero ella se tira encima mío y me abraza como si no existiera un mañana. Cuando por fin se separa de mí lo primero que hago es preguntarle donde estoy. Ella me mira, y en sus ojos negros como los míos veo la tristeza y la preocupación. Le repito la pregunta un par de veces pero no me contesta hasta que, sin ser muy consciente de lo que hago, la cojo por el cuello de la camisa y la sacudo gritándole cosas sin sentido hasta que llega mi padre y me tranquiliza.
Me relajo en sus brazos, pero vuelvo a repetirlo “¿Dónde estamos?” hasta que mi padre se sienta a mi lado acariciándome el pelo dulcemente y me lo intenta explicar.
- Estamos en un centro dedicado al estudio de la memoria.- empieza él sin mirarme.- hemos venido para que te borren algunos recuerdos.- suspiro, así que lo que dijo Luna era verdad, están intentando sacarla de mi mente.- concretamente aquellos relacionados con…- no continua, sus ojos se pierden en los míos, sabe perfectamente que no hace falta que diga nada más, pero solo me queda saber una última cosa.
- ¿Por qué?- pregunto con la voz rota por las lágrimas que empiezan a caer por mis mejillas
- Te estabas muriendo Laura.- me dice él secándome las gotitas de agua salada.- no salías de la habitación, no comías, no hablabas, tu alma y corazón se habían ido con ella, tu madre y yo no sabíamos que hacer, y nos recomendaron esto.- Asiento con la cabeza poco a poco y me levanto de la cama, abro un armario que hay colocado al lado del sofá y me visto con lo primero que encuentro, abro la puerta dispuesta a irme hasta que mi padre me llama.- No creo que irte sea lo mejor.
- No creo que borrarme los recuerdos sin mi consentimiento sea lo mejor.- le respondo utilizando sus mismas palabras para describir el resentimiento que ahora mismo siento por él. Cierro la puerta y salgo del edificio, dispuesta a dejar que poco a poco mi memoria vuelva a ser la de siempre.
CONTINUARÁ 



El portal


"Fue verla en mi portal y dejar que una sensación de calor inundara todo mi cuerpo. Su cabello negro, siempre largo, recogido en una perfecta trenza que le caía por el hombro derecho, sus ojos marrones iluminados por las titilantes luces de las farolas de al lado, miraban al vacío sin ver, buscaban a alguien, me buscaban a mí. Sus manos de porcelana descansaban nerviosas en su regazo, jugaba con anillo de plata, mi anillo. Empecé a acercarme lentamente, disfrutando de su presencia en la lejanía. Estaba preciosa, aunque yo siempre la había visto así. Me paro un segundo para seguir disfrutando de sus pasos rápidos y ansiosos por las escaleras de mi portal, esas escaleras que tantos besos a oscuras habían presenciado, despedidas amargas y dulces a la vez que prometían un futuro lleno de luz y color.  Sigo acercándome, sigiloso entre las sombras de mi calle. Los coches pasan por mi lado, pero no les presto atención, camino, cada vez más rápido, poniendo yo también un tanto nervioso. Me dispongo a cruzar a la otra acera, cuando un gran camión me frena, y la pierdo de vista. Cuando vuelvo a ver el portal ella no está. El corazón me deja de latir, la busco con la mirada pero no la encuentro, corro hacía donde estaba la última vez, pero allí no hay rastro de ella. Me llevo las manos a la cabeza y me muerdo los labios, me arrodillo en el suelo y comprendo que ella no era real, que jamás iba a volver, que su destino no estaba  a mi lado, que lo que había visto era un simple espejismo producido por mi mente intoxicada de antiguos recuerdos. Unas manos me cogen los hombros y me los aprietan con dulzura, me masajean la espalda poco a poco, me recogen el cabello y juegan con él, levanto la vista y la veo reflejada en la puerta de cristal. Ella, tal y como me la había imaginado me sonríe alegremente. Me levanto y me giró, no puedo hacer más que abrazarla con todas mis fuerzas, con miedo a que se vuelva a marchar, con miedo a que me vuelva a dejar en este portal con la única compañía de mis recuerdos."  


Se que todavía no he acabado Luna, pero es que estoy encallada T_T por ahora os dejo pequeños escritos que escribo mientras escucho música, este por ejemplo lo he escrito mientras escuchaba storm de lifehous (os la recomiendo, es una canción preciosa) Quizá más tarde acabe la tercera parte de Luna, pero no prometo nada.