A veces las personas estamos mejor calladas y cerradas en nuestra propia mente. Somos marionetas de nuestros pensamientos, en la carne vivimos nuestros actos pero después lo que sufre las consecuencias es el alma. Grabado a fuego quedó tu nombre en mi corazón, dime tú, tierra que cubre mi espalda que se supone que debía haber hecho. Lágrimas y cigarrillos, ya no es el humo lo que me ahoga por dentro sino esta sensación de incertidumbre, de falsas esperanzas y de malos días juntados con toda la desolación de mi mente. Demasiado surrealista para este mundo tan marcado. Demasiadas dudas que me matan poco a poco. Demasiada pena y dolor en mi ser.
La humanidad me da asco, pero aquí la reina de toda esta mierda soy yo, la culpable de mis actos yo y la única que puede poner fin a todo este circo yo y solamente yo.
Me voy directa al abismo sin despedirme.
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