A medida que pasan los años me pregunto cual es el sentido de mi vida. A mis dieciocho es el momento de aclarar las ideas, buscar un futuro prometedor y darlo todo en tus estudios. Lamentablemente no estoy haciendo nada de eso. Mi previsión de futuro se basa en sobrevivir, y eso es lo que intento cada mañana. Levantarse, arreglarse, ir a la universidad, intentar estudiar, y mis ratos de ocio. Pero en medio de todo esto diferentes preguntas asolan mi mente: ¿Qué se supone que espera de mi la sociedad? ¿Como debo actuar delante de los acontecimientos? ¿Cual es el mejor futuro para mi? ¿He hecho bien en coger la carrera de Periodismo? En definitiva me pregunto que sentido tiene mi vida.
Porque a pesar de seguir en pie, cada vez me cuesta más encontrar escusas para seguir caminando. A veces, en la soledad de mi habitación me pregunto si el mundo necesita que yo esté viva, si el futuro me reserva algo sorprendente y emocionante. Porque ahora mismo la monotonía es la dueña de mis días, no hay sorpresas, todo está marcado. Es por eso que muchas veces pienso que si la vida es esto, no merece la pena vivir.
No estoy motivada, me faltan las fuerzas para continuar mis proyectos, no soy capaz de ponerme a estudiar, a pesar de que es lo único que hago. Estoy desperdiciando los mejores años de mi vida en una espiral de autodestrucción de la que no sé si seré capaz de salir algún día. Ahora mismo, debería estar estudiando y estoy aquí, escribiendo mis penas en un blog, quizá lo hago para pedir, ayuda, o quizá, simplemente para desahogar mi mente de tanta presión.
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