martes, 28 de mayo de 2013

Prisas y lluvia


Llueve, pero no me importa. Camino con calma, las manos en los bolsillos y la música en las orejas. La gente corre a mi alrededor. Odiaba las prisas. Una mujer chocó contra mi hombro, despistada. Chasqueé la lengua, molesta, pero seguí avanzando sin esperar una disculpa. El mundo iba demasiado rápido para mi gusto. Apreciaba la paz y el sosiego por el simple hecho de que por dentro, mi alma vivía en constante agitación. 

Me gustaban las cosas que solo se pueden disfrutar cuando las haces lentamente. Por ejemplo, tomarte un café calentito mientras lees un buen libro aposentado en un mullido sillón al lado del fuego. O cuando saboreas un helado tirado bajo el sol de verano. O esas duchas eternas bajo el agua humeante que te ayudan a relajarte ante cualquier problema. O esas caricias y besos tiernos y dulces que podrían durar una eternidad y nunca te cansarías de ellos. 
La lluvia calmaba mi mente. Me obligaba a detener el curso de mis pensamientos y a ordenarlos, colocarlos cada uno en su sitio. Era un buen momento para tomar decisiones, o, simplemente, para meditar sin que el resultado o la conclusión me llevaran a un ataque de ansiedad. Tan solo recordaba cosas, lo analizaba e inspeccionaba, sacando de ellos errores que no podía repetir. Experiencias vitales que me hacían crecer como persona. 
Observo a mi alrededor y solo veo autómatas. Todos corren hacia sus obligaciones. Padres y madres que van a buscar a sus hijos. Empresarios que hablan por el móvil acalorados, apartándose la corbata del cuello bajo un paraguas austero. Señoras mayores que han sido sorprendidas en medio de la compra y se refugian en algún escaparate. Jóvenes que corren porque se han dejado el paraguas en clase y no quieren estropearse el pelo o la ropa.
¿Tanto cuesta pararse cinco minutos a admirar la lluvia? ¿Es tan difícil dejar que te moje un poco, que el agua se lleve consigo tus propios nubarrones negros? ¿Y si algún día dejara de llover? ¿Y si esta es la última tormenta que puedes presenciar?
No me gustan las prisas, prefiero caminar bajo la lluvia sin paraguas. 

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