miércoles, 20 de junio de 2012

Vive por mi

La lluvia caía en la calle poco a poco, no era abundante, pero su persistencia acababa por dejarlo todo chorreando. Sin embargo, eso no parecía importarle a una chica de cabellos castaños, tan oscuros que parecían negros. Caminaba despacio protegida con una simple sudadera y la capucha por encima como único intento de refugiarse de la lluvia. La cabeza gacha y las manos en los bolsillos de los tejanos, ella seguía avanzando sin aparente rumbo. 
Se paró delante de un paso de cebra y esperó a que el semáforo se pusiera en verde. Un coche, demasiado pegado a la acera, pasó por encima de un gran charco, mojándolo todo a su paso, incluyendo a la chica. Sin embargo ella no se inmutó, no hizo ningún gesto, nada que hiciese parecer que le importaba lo que pasaba a su alrededor. Estaba vacía, le habían arrancado algo demasiado importante. Siguió avanzando poco a poco, levantó la vista frente a un edificio pequeño pero relativamente nuevo. Aquellos grandes ojos marrones lo observaron, pero en ellos no se apreciaba vida alguna.
Entró por la puerta principal sacando una llave, subió por las escaleras hasta la segunda planta y allí, frente a la puerta de uno de los pisos, se encontró su nombre en un sobre de papel pegado en la madera. Lo arrancó y empezó a abrirlo con cuidado. Sin duda, aquella era su letra, pequeña, clara pero un tanto desordenada, con formas cambiantes. Empezó a leer aquel papel que tenía entre las manos.
"Supongo, que cuando leas esto ya no estaré aquí. También supongo que si has llegado hasta esta puerta es porque has encontrado las llaves que dejé en tu cajón. Hacía días que sabía que me iba a morir, pero no podía hacerlo sin antes despedirme de ti. Abre la puerta."
La chica cogió la otra llave que se había encontrado en el cajón de su mesita de noche ligada con una simple nota con la dirección del piso. La puso en la cerradura poco a poco, le dio la vuelta y oyó un pequeño "clac". La puerta cedió y se abrió despacio, dejando ver un piso desamueblado envuelto en la penumbra. La chica siguió leyendo la carta.
"Abre la primera ventana que te encuentres, tan solo tienes que avanzar todo recto."
Caminó poco a poco por miedo a tropezarse con algo, sin embargo parecía que en aquel piso no había nada. Encontró la ventana y la abrió, dejando que el aire frío de aquella tarde de invierno penetrara su piel. La luz mortecina que dejaban pasar las nubes iluminó la estancia en la que se encontraba, y además, en el suelo, vio una pulsera echa de bolitas multicolores que brillaban a la luz del sol. Las lágrimas se amontonaron en sus ojos, pero hizo un esfuerzo por seguir leyendo.
"Sí, ahí está, nuestra pulsera. ¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? Fue en tu pueblo, yo fui hasta allí porque a ti no te dejaban venir a Barcelona. Recuerdo mis nervios como si fuera ayer. Las ganas que tenía de darte todos aquellos abrazos que te había prometido. En el fondo lo que quería era comprobar que eras real, que aquellas conversaciones hasta altas horas de la madrugada no eran simples sueños. A tu izquierda encontrarás un armario, ábrelo."
La chica se giró hacía dónde le decía la carta y, efectivamente, allí había un armario de madera en el que no se había fijado antes. Se dirigió hacia él y lo abrió poco a poco. Dentro había una camiseta negra, la cogió poco a poco y se sorprendió al sentir que todavía conservaba el característico olor a tabaco marca Winston. 
"Sé que fue un regalo, pero prefiero que la tengas tú. Creo que aquel concierto de Linkin Park fue lo mejor de mi vida. Verlos en directo fue apoteósico, pero si no te hubiera tenido a mi lado no hubiese sido ni la mitad de bueno. Recuerdo con claridad como cantamos absolutamente todas las canciones, pero sobre todo recuerdo tu cara cuando Chester se quitó la camiseta, casi muero de la risa. Ahora abre la puerta que encontrarás a tu derecha, no abras la luz."
La chica sonrió entre lágrimas. Todos aquellos recuerdos, todo lo que habían vivido, no podía ser que ahora ya no pudiesen seguir adelante como siempre habían hecho. Se dirigió a la puerta que le indicaba la carta y la abrió poco a poco. La luz a penas la iluminaba y no conseguía ver qué había en su interior. Cuando pensaba buscar una ventana que abrir para iluminar la estancia, un pequeño morro negro se asomó por la puerta. La chica dio tres pasos atrás entre asustada y curiosa. El morro iba acompañado de una pequeña cabeza alargada, y esta de un cuerpecito rechoncho de pelo raso también negro. Un cerdo vietnamita salió de la habitación y se quedó mirando a la chica, que cayó de rodillas en el suelo incapaz de aguantarse las lágrimas. Lloró largo rato hasta que el cerdito le golpeó el brazo con el morro suavemente y señaló la carta como si la reconociese. 
"Te presento a tu nueva mascota. Sé que querías que fuese macho, pero pese a que moví cielo y tierra tan solo encontraba hembras, así que aquí tienes a tu cerdita vietnamita. No tiene nombre, pero responde cuando la llamas "cerdita", sí, lo sé, podría haberle buscado yo misma un nombre ingenioso, pero prefiero que se lo pongas tú."
La chica se quedó mirando al pequeño animal que se había refugiado en sus piernas, le acarició la prominente barriga y sonrió al ver su cara de gusto.
- Laura.- dijo en un susurro.- te llamaré Laura, como ella. 
Quizá fue su imaginación, pero le pareció ver como la cerdita asentía suavemente con su pequeña cabeza, como si estuviera de acuerdo con su elección. Tan solo quedaba un último párrafo por leer.
"Ya solo me queda una última cosa por darte. Este piso es tuyo. Iba a ser de las dos, pero el destino no lo quiso. Está todo a tu nombre, habla con tus padres, ellos te lo acabarán de contar todo. Sé que nos quedaban cosas por hacer, sé que te prometí que las haríamos, y sigo cumpliendo mi promesa. Estaré siempre contigo, vayas donde vayas, te vigilaré y cuidaré como siempre he hecho des de que nos conocimos. Si tú no me olvidas yo seguiré viviendo en ti. Cuídate pequeña, y cuida de la cerdita, sé que te hará compañía. Te quiero."
La ventana se cerró de golpe y la penumbra envolvió la habitación. La chica se quedó allí parada, incapaz de contener sus sollozos, sin embargo, notaba algo a su espalda. Se giró asustada pero no vio nada. Acarició a la cerdita y miró al frente. Allí no había nadie más que ella y su nueva mascota. Se levantó dispuesta a irse, pero notó como una pequeña brisa le removía los cabellos. Por un momento pensó que se estaba volviendo loca, sin embargo, decidió dejarse llevar por aquella locura. Se giró poco a poco y la vio, apoyada contra la pared sonriendo con su pelo castaño claro alborotado y unas enormes alas blancas en su espalda. La chica se acercó poco a poco, pero ella negó con la cabeza y avanzó unos pasos. Acercó su mano a la de la chica para demostrarle que no podía tocarla, sino que su cuerpo estaba hecho de algo completamente etéreo. 
Ella se acercó a su oído, y en lo que parecía una mezcla entre el ruido del viento, el de las olas contra las rocas y el susurrar de los bosques, la chica pudo entender perfectamente tres palabras: "Vive por mi". 

sábado, 16 de junio de 2012

Dulces 16

Pasa el tiempo ¿verdad? ¿Recuerdas cuando íbamos los dos al Ítaca y te venia a ver en las horas del patio? Que pequeños éramos y que mayores somos ahora. Sin embargo, han pasado 16 años des de que viniste a este mundo y puedo decir que durante todos ellos hemos estado juntos. Quizá no recordemos con claridad los primeros pero sé que absolutamente todos han sido fantásticos. ¿Recuerdas esas tardes jugando en tu antigua habitación como críos que éramos? Pienso y soy incapaz de decir ningún momento de mi vida en que no te haya tenido al lado. 
Que tu primo sea tu mejor amigo creo que es una de las cosas más bonitas que puede haber en la vida. Creo que nadie es capaz de hacerme reír de la manera en que tu lo haces. Y es que contigo es cuando mi mente vaga libre y de ella sale la parte más luminosa de mi, esa que ríe, inventa cosas impresionantes y crea un mundo lleno de colores. Juntos somos como una explosión de imaginación desbordante y eso me encanta. Somos como el dúo dinámico o chip y chop, somos como hermanos, pero sobre todo somos amigos.
Te me haces mayor, pero por muchos años que cumplas siempre serás mi niño aunque te moleste que te lo diga. 16 ya es una cifra importante, empiezas a entrar en un mundo donde se exige que madures un poco, que seas responsable con tus cosas, que sepas cuidarlas, en definitiva que crezcas mentalmente. ¿Pero sabes que? Eso es lo de menos. Lo que importa es que por mucho que crezcas nunca pierdas tu sonrisa, que por mucho que los años pasen seas capaz de encontrar la felicidad en todo lo que haces y sobre todo, que por muy mayor que te me hagas yo seguiré a tu lado con nuestras frikadas, nuestras risas, nuestras historias interminables, en definitiva siempre seremos Laia y Xavi, por mucho que los dos crezcamos. 
No sabes la suerte que tengo al tenerte como primo.
Felices 16 querido Xavi. 

martes, 12 de junio de 2012

Quiero vivir


Vivir no es fácil, eso lo sabemos todos. También sabemos lo que es sufrir, sabemos que es el dolor, sabemos lo que se siente al estar solo con tus propios pensamientos, sabemos perfectamente que es la soledad y la desesperanza. Somos plenamente conscientes de ello. Pero sin embargo aquí estamos, viviendo.
Si algo he aprendido después de tantos años en la oscuridad es que estar en la luz no depende de factores externos sino de nosotros mismos. La vida es un regalo, un bien que se nos ha dado no para que lo malgastemos vagando por las sombras, sino para que la vivamos al máximo.
La muerte me ha susurrado al oído mil veces, pero hoy no estoy aquí para escuchar sus palabras envenenadas, sino para girarme y decirle basta. Quiero vivir, quiero sentir la brisa del viento en la cara, quiero ver salir el sol entre las montañas, quiero poder reír sin pensar en nada, quiero mirar a alguien a la cara y decirle que soy feliz.
Hay que aprender a quererse, porque todos nosotros somos oro, cada uno tiene algo que enseñar a los demás, todos llevamos dentro un alma llena de esperanzas y sueños, sueños por los que merece la pena luchar. Hay que ser valientes, dar la cara al mundo aunque este te dé la espalda, demostrar a los que no creen en ti que vales mucho,  porque sí, todos valemos muchísimo.
Y aunque a veces es inevitable que la oscuridad nos alcance, podremos levantarnos, nuestras alas pueden volver a renacer y nosotros las podemos volver a alimentar para que sean fuertes otra vez. Podemos sobrevolar las nubes negras que intenten pararnos, podemos vivir y burlarnos de la muerte que nos perseguía.
¿Y es que acaso existe algo más bonito que el hecho de estar vivo? ¿El poder ver como a tu alrededor las cosas crecen y muestran todo su esplendor? Somos pequeñas flores que luchan por florecer, no vale la pena marchitarse antes de tiempo. Espanta las voces negativas de tu cabeza, mira a los ojos a la vida y dile que quieres luchar, que no te vas a rendir tan fácilmente.
Yo voy a vivir mi vida al máximo, y tú, ¿te vienes?   

jueves, 7 de junio de 2012

Sueños

El sol de la mañana entraba por la ventana iluminando tenuemente la estancia. En el suelo se veían unos pantalones tejanos sucios y al lado una camiseta negra. Las sábanas de la cama estaban tiradas a los lados, tan solo se oía la respiración de dos cuerpos tirados encima del colchón. Uno de ellos abre los ojos, la luz la ha despertado. Mira a su lado y en sus labios aparece una sonrisa llena de ternura. Se acomoda para poder observar a la chica de cabellos negros que tiene a su lado. Duerme tranquilamente, su rostro en paz. Un pequeño mechón le cae en los ojos y la chica se lo aparta con cuidado para así poder seguir admirando cada pequeño detalle de sus facciones. De repente la otra chica abre los ojos, tarda un momento en acostumbrarse a la semioscuridad de la habitación pero cuando se da cuenta de quien tiene al lado sonríe.
- ¿Sabes?- Dice la chica volviendo a colocar el mechón de pelo negro en su sitio con delicadeza.- no hay nada más bonito que despertarse a tu lado.
- ¿Sabes?- Empieza la otra chica acercándose levemente a ella.- no hay nada más bonito que despertarse y ver que tus ojos me están mirando. 
Ella la besa suavemente y en ese momento un portazo rompe el momento.
"Es solo un sueño" Pienso con la respiración entrecortada. "Un sueño, nada más, nunca se hará real, métetelo en la cabeza". Me quedo quieta en la oscuridad de mi habitación. "Nunca se hará real" una pequeña lágrima empieza a caer por mi mejilla "No llores niña estúpida" pero es imparable, y me quedó allí, sin decir nada, odiando a mi corazón y a mis malditos sueños. 

lunes, 4 de junio de 2012

Superpoderes

Me gustaría tener un superpoder. No quiero ser fuerte, tampoco invisible, no me apetece controlar los mares, el fuego, el viento o la tierra, no necesito ni volar, ni controlar el rayo ni saber pelear. El superpoder que deseo es simple: Quiero poder hacer feliz a la gente que quiero. 
Es fácil, tan solo pásame tus miedos, tu dolor y sufrimiento, yo lo llevaré, pero tú, tú debes prometerme que serás feliz por mi. A mi no me importa vivir eternamente en la oscuridad mientras tú vuelves a la luz. Quiero verte brillar, quiero ver tu sonrisa de oreja, no lo que intentas fingir. Me quedaré tus lágrimas, no me importa, ya estoy acostumbrada a ellas. 
Quiero poder arrancar la pena de tu corazón, ese dolor que te carcome por dentro, ese sufrimiento que te mata lentamente. Todo eso, me lo quedaré yo, y tú ya no volverás a sentirte mal por nada ni por nadie, porque serás pura luz. La oscuridad déjasela a un pequeño monstruo como yo, tú no te la mereces.
Ese sería mi superpoder ideal, porque no puedo verte así y tener la sensación de que no puedo hacer nada, porque te quiero demasiado como para dejarte caer, no lo permitiré, me niego a dejarte hacerlo.